La mayoría de nosotros le teme a las serpientes, pues no solo están ancladas en el imaginario colectivo como figura satánica, también la mordedura de algunas de ellas puede ser venenosa y hasta mortal. Además, no debemos olvidar que fueron admiradas por muchos pueblos mesoamericanos y de Oriente. Sin embargo, aunque hayamos dejado de satanizar a estos bellos animales y seamos fans declarados de Quetzalcóatl, no sabemos si queremos pasar nuestro fin de semana encerrados en una habitación rodeados por varios de estos especímenes mientras contemplamos la majestuosidad de su piel enroscándose en los muebles.
Es casi seguro que si nos encerraran con numerosas serpientes venenosas, entraríamos en pánico, todos menos Neelam Kumar Khaire, un hombre de la India que en su juventud se aventuró a pasar tres días bajo llave con varias serpientes de las especies más venenosas. La decisión la tomó después de ver que las serpientes eran aniquiladas solo por el temor que inspiraban.
El amor de Kumar por estos reptiles nació en 1980 cuando trabajaba en una casa de vacaciones en Matheran, cerca de Bombay. Kumar era el administrador de dicha morada, por lo que tenía que hacerse cargo cada vez que los huéspedes aterrorizados reportaban que una serpiente se había colado a sus aposentos. Durante un tiempo, a Kumar no le quedó más que matar a muchas de aquellas serpientes, pero luego se cansó de asesinarlas, pues en realidad no hacían daño a nadie.
Durante sus años de trabajo en aquella casa, Kumar capturó a más de 25 mil serpientes y recibió tan solo 6000 mordeduras. Después de atraparlas, este hombre las llevaba hasta las colinas de Sahyadri y las liberaba.
Odiaba matar criaturas tan hermosas, la mayoría de ellas eran inofensivas. Entonces comencé a capturarlas y soltarlas en las colinas de Sahyadri. Una vez atrapé una serpiente y la llevé al Instituto Haffkin en Bombay. Me dijeron que era venenosa y que era demasiado arriesgado llevarla de esa manera. El incidente aumentó mi coraje, y así comenzó mi obsesión por las serpientes.
Por esta razón, Kumar se propuso demostrar que las serpientes solo mordían cuando se sentían amenazadas o eran molestadas. Este sujeto quería cambiar la percepción que se tenía de los reptiles. Además, planeaba abrir un espacio dedicado a la preservación e investigación de las serpientes, así que pensó que la mejor manera de cumplir sus objetivos y cambiar la mentalidad de las personas era conseguir la atención de los medios rompiendo un récord Guinness.
Su plan tuvo que esperar algunos años, hasta que Kumar tuvo 28 años y comenzó a trabajar como recepcionista en un hotel 5 estrellas de Pune, India. En aquel entonces, Kumar decidió encerrarse durante 72 horas junto a 72 serpientes venenosas, entre las que se encontraban 27 cobras monocelulares, 27 víboras de Russell, nueve cobras binoceladas, ocho kraits con bandas y cuatro serpientes comunes.
Para obtener los beneficios esperados, Kumar tenía que sobrepasar el récord establecido un año atrás por el sudafricano Peter Snyiemaris, pues este hombre ostentaba el récord Guinness al haber pasado 50 horas en compañía de 18 serpientes venenosas y 6 semivenenosas. Sin embargo, la misión de Kumar lo llevaría a superar con creces el antiguo récord de Snyemaris. Además, Kumar pensaba que un indio debía obtener el récord debido a la cercanía cultural y religiosa del país con las serpientes.
En 1986, Neelam Kumar Khaire obtuvo el récord Guinness que le permitió atraer a los inversionistas para construir su santuario herpetológico. Durante los tres días y tres noches que cohabito con las serpientes no recibió ninguna mordedura, solo las movió con delicadeza cuando intentaban trepar por su cuerpo, y demostró que las serpientes son tranquilas mientras no sean perturbadas. Al final, este encantador de serpientes creó el Parque de Serpientes Katraj, con el patrocinio de la Corporación Municipal de Pune. Además, fundó la Escuela de Medio Ambiente, Desarrollo Rural y Extensión de Uttara. De esta forma dio una gran lección a todo el mundo sobre el respeto a otras formas de vida.