Nunca pienses que es tarde para cumplir tus sueños. Si no nos crees, toma como ejemplo la historia de José Ribeiro, un hombre de 33 años de edad, originario de Cariacica, Epírito Santo, Brasil, quien con gran orgullo culminó sus estudios para por fin recibir el diploma que lo acredita como dentista.
No quitó nunca el dedo del renglón, pues este era su más ferviente sueño aunque el camino no fue para nada fácil. Él dedicó 10 años de su vida a trabajar como chófer de autobuses en la empresa Unimar, en la que laboró su padre.
Durante todo ese tiempo, su día empezaba a las 4:00 a.m. para iniciar su jornada laboral a las 5:30 a.m. mientras estudiaba en la Facultad de Odontología.
En abril de 2021 obtuvo el primer lugar en un proceso de selección de cirujanos dentistas del Departamento de Salud del estado. Anteriormente había concursado por un lugar en otra ocasión, pero esa vez ocupó el sexto lugar.
Por difícil que sea, apresurarse, sufrir, volver a casa cansado, al final, vale la pena todo el esfuerzo para que vayas tras él y te gradúes. Para que te aprueben en el concurso.
– José Ribeiro
Luego de recibir su diploma, se trasladó a Irupi para poner en práctica sus conocimientos. José admite que nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo incondicional de su esposa e hija, quienes estuvieron con él en todo momento.
También dice que su sueño se encendió cuando su hermana, quien es ingeniera eléctrica, lo animó a iniciar con sus estudios universitarios. Esto lo llevó a presentar el examen en 2014, y con el puntaje obtenido alcanzó a hacerse acreedor a una beca del 50 por ciento a través del Programa Universidad para Todos. Comenzó a estudiar la carrera de Farmacia, pero al poco tiempo se dio cuenta de que lo que en realidad deseaba era estudiar Odontología, por lo que hizo la permuta de carrera correspondiente.
Con esa beca, José pagaba solamente la mitad de la mensualidad, la que juntaba al trabajar como chofer de autobús. De hecho, sus labores se veían perfectamente equilibradas porque la empresa para la que trabajaba lo apoyaba con la flexibilidad de sus horarios.
Él era un hombre muy comprometido con su trabajo, se unió a la escuela de formación de conductores de autobuses que se oferta a través de esa empresa y con el tiempo, pasó a convertirse en valet y conductor de autobuses urbanos. Sin duda debió haber aprovechado al máximo las ventajas y oportunidades que se le presentaron.
Pero el camino no termina aquí, pues él quiere seguir conduciendo por las carreteras de la vida al prepararse para adquirir más conocimiento. Por otro lado, afirma que su vida cambió totalmente desde que dejó Cariacica para ir a trabajar a Irupi. Además de que ya no trabaja más como chofer, ahora establece vínculos con el servicio público. De verdad, esta es una nueva etapa en su vida.