Todos soñamos con independizarnos algún día, ya sea al tener nuestra casa o habitación propia. El proceso es así, primero queremos nuestra propia cama, en la que nuestros hermanos no se metan, luego nuestro cuarto individual y, al crecer, nuestro hogar, carro y, por último, ¿nuestra propia nación?
El mundo está lleno de gente ambiciosa y disparatada que busca tener su propio país, así como la independencia total. Y no, no estamos hablando de Monterrey o de Quintana Roo, en México, sino de un conjunto de islas norteamericanas situadas al sur de California llamadas Los Cayos, que el 23 de mayo de 1982 proclamaron su independencia.
Sin embargo, la independencia de estas islas no fue motivada por el puro egoísmo, sino debido a problemas con la imposición de un retén en la entrada a la autopista que comunica esta zona insular con el país estadounidense.
El retén fue implantado porque buscaba frenar el tráfico de drogas y capturar a ciertos criminales que, se presumía, se escondían en Los Cayos. Como consecuencia del puesto de mando, la región de Los Cayos empezó a verse afectada económicamente, pues el turismo empezó a decrecer y esto despertó sus dotes independentistas.
Al final, Los Cayos obtuvieron lo que querían escenificando una gran broma. Tras declararse independientes y autodenominarse la República de Conch, el único acto de guerra que llevaron a cabo fue arrojar una carga llena de bolillos a un oficial del retén. Después de esto, pidieron millones de dólares y ayuda internacional. De este modo consiguieron reducir los duros protocolos de desplazamiento por su autopista.
Esta hilarante nación no le hizo ninguna gracia al gobierno de los Estados Unidos, quienes a través del FBI, supuestamente, descubrieron que uno de los terroristas que estrelló el avión el 11 de septiembre del 2001 en las Torres Gemelas ingresó al país con un pasaporte de la República de Conch, cosa que despierta muchas dudas. Sin embargo, no somos tontos y sabemos que a los organismos de investigación policial de Estados Unidos les encanta volver siniestra y malévola cualquier expresión humorística y cándida del mundo que no venga de Hollywood.
Aunque la República de Conch ahora se declara como una república mental, existente solo en la cabeza de los habitantes, sí celebra su independencia cada 23 de mayo. Esta nación que propone resolver las tensiones políticas a través del humor también tiene su propia bandera y expide pasaportes de fantasía. Además, tiene sus grandes ventajas. Por ejemplo, puedes adquirir la ciudadanía con tan solo pensarlo. Quién sabe si para comprar un terrenito propio por allá solo nos baste con contar un buen chiste.