De nueva cuenta surge el peligro de que se desate una guerra mundial, y también estamos más expuestos que antes a alguna catástrofe natural, gracias al cambio climático, por lo que hay que tomar previsiones, en caso de que queden algunos sobrevivientes.
En Svalbard, un archipiélago en Noruega, que es conocido como “el fin del mundo”, se ha construido una bóveda que dará refugio a todo el conocimiento que la raza humana ha ido adquiriendo a través del tiempo, así como semillas de cultivo de todo el mundo.
Este lugar es conocido como Svalbard Global Seed Vault, algo así como “la bóveda de semillas del mundo”. Su objetivo es preservar la biodiversidad de los alimentos que conocemos, en caso de una cataclismo de proporciones épicas.
Ahora, además de las semillas, este remoto lugar rodeado de nieve, también guardará el Archivo Ártico Mundial, con millones de datos en formato digital que los países estarán enviando para que sean resguardados.
La compañía Piql es quien impulsa estas iniciativas, y así, una vez pasado el efecto nuclear, la guerra zombie o la dominación de las máquinas o los simios, los sobrevivientes podrán acceder a este templo de la sabiduría y el alimento.
Esta oferta ha sido enviada a gobiernos; instituciones científicas; investigadores; empresarios y particulares, para crear una gigantesca biblioteca sobre todas las áreas del conocimiento, y aseguran, se podrán conservar en este sitio durante mil años…
Rune Bjerkestrand, fundador de Piql, manifestó que el cuidado de los archivos se realiza a través de “películas fotosostenibles”, un medio analógico, pues estos rollos, indicó, son más seguros que cualquier soporte digital. Al hacerlo de la manera análoga “es como si estuvieran grabados en piedra”, afirmó.
Los archivos incluirán fórmulas matemáticas; grandes obras de la literatura; observaciones meteorológicas; música; imágenes y documentos, con toda la historia de cada uno de los países, así como sus descubrimientos, arte, cultura, en fin, todo el camino recorrido por la humanidad.
Al momento, tanto Brasil como México ya han enviado sus archivos, que muestran la historia de sus naciones, en este formato que permitirá leer directamente de la película. Algo así como unos códices modernos.
No cabe duda que todo regresa al origen, pues esta técnica se usaba en tiempos primitivos.
Por un lado, emociona que la humanidad tenga un lugar así, donde se pueda conservar gran parte de su paso por el mundo… pero por otra parte, entristece que nos tengamos que preparar para asumir las consecuencias de que los mismos seres humanos acabemos con nuestro hogar…