Los músculos son los encargados de permitir el movimiento de los seres vivos y los hay de dos tipos: los que contienen fibras rojas y los que las tienen blancas. Los primeros son aquellos que nos permiten realizar tareas de larga duración como caminar o trotar, mientras que con los otros realizamos contracciones rápidas como los parpadeos. Pero no profundicemos demasiado, esto solo es una pequeña muestra de una de las maravillas de nuestro cuerpo.
Hagamos un experimento rápido para saber si eres del 15 por ciento de las personas que no tiene un músculo en el brazo. Para comprobarlo, solo debes colocar una mano sobre una mesa con la palma volteando hacia arriba, luego junta tu pulgar con tu meñique mientras levantas ligeramente la mano.
Si te es posible ver un músculo o tendón sobresaliente en medio de tu muñeca al hacer esto, estás dentro de la mayoría y aún cuentas con un palmaris longus. Sin embargo, si no puedes hacer este movimiento, te encuentras dentro del 14 y 15 por ciento de las personas que no lo tienen.
Es un experimento bastante sencillo, pero muy interesante porque con él es posible comprobar la progresión evolutiva del ser humano. Este músculo llamado palmaris longus se puede encontrar entre el flexor cubital y el flexor radial, ambos del carpo.
Es posible encontrar este músculo largo en varias especies de simios que aún usan sus manos para trepar. La evolución lo eliminó por completo de nuestros cuerpos porque el humano ya no lo usa. Algo similar sucede con otros chimpancés y gorilas que tampoco pasan tanto tiempo en los árboles, diferente a los orangutanes y lémures que todavía pasan la mayor parte de su tiempo trepando.
Aparentemente, los humanos lo heredamos de la descendencia común a través de la evolución de otros primates que también contaban con el palmaris longus y debido a que se fueron empleando cada vez menos los pulgares y el grupo de músculos de esta parte de la mano y el brazo, el palmar largo se convirtió en un músculo vestigial, ya que no existió ninguna presión evolutiva sobre el músculo. Esto no implicó de ninguna forma algún impacto considerable en nosotros, así que la mayoría de la gente no se ha deshecho por completo de él.
Además, este no tiene absolutamente ningún efecto en la fuerza de agarre que podamos generar, pues no tiene ninguna función. Sin embargo, la gran cantidad de personas que carecen de este músculo varía por completo alrededor del mundo y depende del origen étnico o región en la que viva que la estadística puede variar bastante sobre si cuenta o no con él.
Esto es tan fascinante que de hecho se han observado algunas diferencias en la composición y relación entre el músculo y el tendón en personas alrededor de todo el mundo. Además, algunas de ellas lo pueden tener en un solo brazo y otras más podrían no tenerlo en ninguno de los dos.