La vida escolar tiene muchas ventajas como el aprendizaje y la socialización con los compañeros. Sin embargo, es una realidad que no todos en las aulas gozan de las mismas condiciones. Entre desvelos y grandes esfuerzos, hay estudiantes que sacan su formación académica adelante para tener una herramienta más en la vida.
Unas jovencitas lograron graduarse del bachillerato en Colombia y cuando tuvieron su título en mano, no dudaron en compartir su emoción con “Piliki”, el vendedor ambulante que les fiaba las empanadas cuando no tenía dinero para pagarlas. La historia se volvió viral en redes.
A través de la cuenta de Twitter de la periodista colombiana Mabel Gasca se dio a conocer esta historia, en la que Natalia Peñates y Brenda Terán se graduaron de la Institución Educativa Mariscal Sucre, en Sucre, Colombia. Ambas estaban contentas por terminar con sus estudios de este nivel, por lo que lo compartieron con una persona especial.
De acuerdo al relato de Elber Peñates, padre de Natalia, recuperado por Milenio, Rafael Villacob es un hombre a quien todos conocen como “El Piliki”, el comerciante, quien se dedica a vender empanadas, pero también fía su producto a los estudiantes cuando estos no han desayunado y no tienen dinero para pagarlas en el momento.
Estas recién graduadas del colegio Mariscal de Sucre de Sampués le llevaron el diploma de grado a Rafael Villacop, vendedor de fritos, quien durante años les fió empanadas cuando se enteraba que no habían desayunado y no tenían dinero para pagar
¡Todavía hay gente buena!
— Mabel Gasca (@mabelgasca) December 11, 2022
Según cuenta “Piliki”, él, junto con su familia, prepara las empanadas en casa. Todos los días sale a las 6:00 a.m. para hacer la venta y a las 8:00 a.m. ya está en la puerta de la escuela para alimentar a los estudiantes.
Ellas llegaron allá y yo estaba vendiendo y el papá me dijo: ‘Pili, vamos a tomarnos una foto aquí con la hija mía y otra compañera’; llegaron y tomaron la foto… les regalé una empanada a cada una.
—Rafael Villacob ‘Piliki’
Brenda dijo estar agradecida con el “Piliki” por el apoyo que les brindó mientras estaban en las escuela, pues “siempre las motivaba a seguir adelante”. En redes sociales, muchas personas pidieron que se le pagara el dinero que prestó a crédito. Mientras que algunos intervenían diciendo que apenas se estaban graduando de la preparatoria, otros pedían que esperan a que tuvieran un trabajo para devolverle el apoyo.
La realidad, según lo dijo Brenda, es que el vendedor les extendía el buen gesto, pero ella le pagaba al siguiente día. No había una pérdida, pues no solo conservaba a sus clientes, a quienes veía en la escuela, también formaba grandes lazos que perduraron.