A estas alturas no hay país en el mundo que esté exento del coronavirus, esta fastidiosa infección que lleva más de un año manteniéndonos en estado de alerta, cansados del distanciamiento social y de las medidas de sanidad. Sin embargo, con la llegada de la vacuna por fin podemos ver el fin de esta situación. Como es natural, de entre todos los métodos medicinales pueden surgir los remedios poco convencionales, como en Sri Lanka, país donde el covid-19 he hecho que los exorcismos se multipliquen.
Los exorcismos en ese país han aumentado de manera exponencial y, claro, los que más se benefician son los sacerdotes, curanderos y exorcistas que llegan a cobrar alrededor de 870 dólares por sesión.
Debemos recordar que los exorcismos en Sri Lanka ya eran una práctica común, pues es un país donde su población es demasiado supersticiosa, motivo por el que creen que los espíritus causan todo tipo de mal, desde cualquier dolor hasta la mala fortuna. Toda creencia es respetable, pero no podemos negar que también se trata de algo que deja muy en claro que la promoción cultural no es parte fundamental de los programas sociales del país.
Sirimalwatte, en la provincia de Kandy, es un pueblo que destaca por llevar a cabo los exorcismos con diferentes herramientas, como carne, huevos crudos, pescados, cigarros, puros y arrack, el licor de la región.
A los curanderos se les conoce como gurunnase, y es común que en algunas ocasiones sacrifiquen animales como gallinas o gallos, los cuales guardan en una esquina de la habitación para darle gusto al demonio que intentan exorcizar, ya que a este se le puede antojar el ave fresca. Además, para no hacer enojar a los espíritus, se les pide a los presentes que durante una semana solo ingieran alimentos de origen vegetal.
Luego se enciende fuego en el que se coloca un sartén con aceite para freír la carne, después la cabeza del ave es tomada por el exorcista para ser rotada de la forma más frenética que te puedas imaginar.
Según los habitantes de la región, los gurunnase no tienen conciencia mientras llevan a cabo el ritual, pues se encuentran en una especie de trance. Además, las personas que son exorcizadas afirman que al terminar la sesión, sienten un gran alivio porque creen que los espíritus malignos provocan estos dolores y enfermedades, por lo que deben ser expulsados inmediatamente de su cuerpo.
Hay varios testimonios que afirman que tras haber concluido su sesión de exorcismo, su salud se ve bastante beneficiada, por lo que piensan que fueron curados de todo mal. Esto es solo una cara de la moneda.
Se tiene conocimiento de casos extremos en los que la superstición llega a rayar en la ignorancia, como el lamentable suceso del pasado 27 de febrero en la ciudad de Delgoda, en el que una pequeña de nueve años fue apaleada por horas durante su exorcismo hasta su muerte. Afortunadamente, la madre y el gurunnase fueron detenidos y llevados a juicio.
Este es un negocio altamente redituable en la isla, pues cobra desde 3 hasta 300 dólares. Sin embargo, hay testimonios como el de un residente de Ratnapura, quien afirma haber pagado unos 250 dólares para expulsar de su casa a 13 supuestos demonios, pero que después del exorcismo, no notó absolutamente ningún cambio en su vivienda, por lo que ya no cree nada de lo que dicen estas personas.