Los préstamos de amigo a amigo suelen romper muchas amistades, pues son pocos los que se dignan a pagar y muchos los que se indignan cuando se les cobra. En realidad, los préstamos si no son entre personas de mucha confianza, suelen tratarse de pérdidas de capital innecesarias.
Pero una mujer de Nuevo Laredo, México, compartió en su Facebook la historia de un cerillito o empacador de tienda comercial que le pidió un préstamo de 1500 pesos, algo así como 70 dólares. La mujer, que es estilista y dueña de un local, accedió a la petición porque le pareció muy sincera. De este modo, el cerillito se fue con el dinero y dejó empeñada su palabra de que volvería a saldar su deuda.
Sin embargo, los días se hicieron largos y Lupita Santos, la generosa mujer, creyó perdido el dinero que había prestado a la persona de bajos recursos. Así, confiesa que los meses pasaron y hasta había olvidado el dinero que había otorgado al trabajador del supermercado. El plazo para pagar la deuda era de ocho meses y el tiempo ya se había cumplido sin que ella se diera cuenta.
Para su sorpresa, el cerillito volvió dentro del tiempo que habían acordado y le pagó los 1500 pesos con pura morralla. Moneda a moneda, este empacador cumplió su palabra y agradeció el préstamo que seguramente lo sacó de algún apuro económico.
Dicen que cuando hagas algo con tu mano derecha no lo sepa tu mano izquierda, pero esto es de admirarse. Hoy hace ocho meses que una persona me pidió 1500 pesos prestados. Esa persona es de bajos recursos y ahora trabaja de cerillito, para que entiendan, y me dijo ‘Préstame 1500, te los pago en ocho meses’. Me gustó su sinceridad y hoy, ya no me acordaba, vino muy temprano y me pagó los 1500, así con puras moneditas. Yo quería llorar porque aún hay gente que realmente valora lo que es un préstamo.
La historia ha dado la vuelta completa a todas las redes sociales y ha conmovido a miles de internautas que expresan su orgullo al ver que todavía existe gente honrada. Lupita no cabe de felicidad por el inesperado pago y por ver que el varón que le pidió dinero, una vez que consiguió trabajo, no dejó de cumplir su deber.