Es lunes y por si no se han dado cuenta, el mundo no se acabó… Así que mientras sufrimos por otro lunes en el trabajo, podemos maldecir a David Meade, el “profeta” que dijo que el mundo se acabaría el sábado 23 y que ahora se retracta de sus palabras.
Su teoría sobre el fin del mundo se basaba en el número 33: son 33 días después del eclipse solar ocurrido a finales de agosto; a los 33 años murió Cristo, y son 33 veces las que se menciona el nombre de Dios en la Biblia. Así que, haciendo las cuentas, el 23 de septiembre el planeta hubiera desaparecido tras el impacto del planeta Nibiru, sin embargo, eso no pasó.
Tras seguir con vida, David Meade, autonombrado “profeta de la numerología cristiana”, se ha retractado de sus palabras en una entrevista para el Washington Post:
El mundo no se va a acabar, pero el mundo como lo conocemos se ha acabado. Gran parte del planeta no va a ser el mismo desde principios de octubre.
Así que si ustedes fueron de los desafortunados que cancelaron sus planes el sábado por un supuesto fin del mundo, ya saben a quién deben culpar.
A pesar de que tanto los científicos de la NASA como profesores de centros de investigaciones espacial y universitarios se han encargado de desmentir la existencia del planeta Nibiru, las declaraciones de este “profeta” fueron aceptadas por muchas personas, generando una especie de histeria, no tanta como en el 2000 y en el 2012, pero sí hubo uno que otro que seguramente vivió el viernes y el sábado como si fueran los últimos de su vida.
En contra de su teoría conspiratoria, que incluía partes del Antiguo Testamento, la numerología y las orientaciones de las pirámides de Egipto, la NASA y el director ejecutivo del Centro Evangelista en Wheaton College, Ed Statzer, refutaron los argumentos de Meade:
No hay tal cosa como ‘numerología cristiana’. Básicamente te hiciste experto en un campo que creaste, hablando de eventos inventados… Con una especie de justificación en un código numérico especial y secreto en la Biblia que nadie cree.
También la NASA tuvo que salir a desmentir la existencia del planeta Nibiru, pues no hay evidencias que lo prueben y si fuera a colisionar con la Tierra desde meses atrás el planeta hubiera sido visible por el ojo humano, cosa que no pasó.
Bueno, y ahora que es lunes y el mundo no se ha acabado, ¿qué hacemos con las pancartas de ‘Bienvenido Fin del Mundo’, y con todos los planes que teníamos para una tierra postapocalíptica: ser abducidos por extraterrestres, excursiones para cazar zombis, subir a una montaña para cantar con Ned Flanders?…
Como dice Dewey: no espero nada de ustedes y aun así logran decepcionarme.