Este diciembre se cumplen 10 años de que Kim Jong-un tomara las riendas de Corea del Norte. El mandatario se ha caracterizado por ser un personaje polémico, pues a pesar de la imagen carismática que quiere dar al frente del país, esta se ve contrastada por su lado siniestro en cuanto a medidas de control social y desarrollo de armas nucleares.
El Grupo de Trabajo sobre Justicia Transicional (TJWG), que se dedica a la justicia restaurativa de las víctimas de abusos bajo sistemas totalitarios, ha publicado recientemente un artículo de investigación donde mapean los sitios en que se han llevado a cabo ejecuciones públicas, secretas y sitios de cremación o entierro.
Las cifras presentadas por el TJGW se basan en el testimonio de personas que vivieron bajo el régimen de Jong-un y que escaparon de Corea del Norte. Debido a sus memorias, los investigadores han podido localizar ciertos puntos donde se llevan a cabo ejecuciones públicas o secretas.
El análisis de los sitios se plantea con ejecuciones que van desde 2008 hasta el 2019, y el artículo sugiere que los castigos han decrecido en su carácter público debido a que el país norcoreano busca impedir que se filtre información ante los demás gobiernos y el mundo.
Sin embargo, según los testigos, las ejecuciones públicas son innecesariamente violentas, humillantes y sangrientas. La mayoría de las personas son fusiladas y otras colgadas. El documento expone que obligan a los familiares del ejecutado a observar la muerte de su pariente y que las autoridades llevan a estudiantes o a grupos de hasta mil personas para que vean el castigo.
En el texto del TJWG se puede leer que:
Los cargos más comunes que documentamos para las ejecuciones públicas bajo el mandato de Kim Jong-un incluían ver o distribuir vídeos surcoreanos (7 casos), 15 delitos relacionados con las drogas (5), prostitución (5), tráfico de personas (4) y, con menor frecuencia, asesinato o intento de asesinato (3) y ‘actos obscenos’.
Sin embargo, los involucrados en la investigación piensan que en los casos en los que se les ejecuta por supuesto tráfico de personas o cualquier crimen, podría tratarse de meros cargos inventados para poder castigar la disidencia al interior del país. La situación es crítica tras la pandemia por covid-19, pues el cierre de fronteras ha hecho más difícil llevar a cabo investigaciones u obtener noticias del país. Además, la situación de desabasto y hambre en Corea del Norte se ha agravado.
Ahora se ha impuesto un luto nacional por la conmemoración de los diez años de muerto de Kim Jong-il, el padre Kim Jong-un, y se ha reportado que el gobierno ha prohibido a la población reír, beber alcohol y hacer las compras durante 11 días.