El expresidente de Francia Nicolas Sarkozy fue sentenciado a tres años de prisión por tráfico de influencias y corrupción. Sus actos en la esfera política de aquel país no han sido del todo honestas, ya que en 2014 fue declarado culpable por intentar extraer información de un magistrado de alto rango de manera ilegal sobre una investigación que se estaba llevando a cabo sobre la financiación de su campaña.
El día de hoy, un tribunal francés le dictó sentencia de tres años de prisión por corrupción y tráfico de influencias. Sin embargo, suspendió dos años esta sentencia, ya que el juez afirmó que Sarkozy no necesitaba pasar tiempo en la cárcel y que podría cumplir la condena llevando un brazalete electrónico en su hogar.
Nicolas Sarkozy, de 66 años de edad, se ha convertido en el segundo presidente sentenciado en toda la historia moderna del país franco, detrás del fallecido Jacques Chirac, quien fue condenado por corrupción, aunque Nicolas es el primer exinquilino del Elíseo en recibir una sentencia de esta índole.
El Tribunal solicitó que dos de esos tres años de cárcel estén totalmente exentos de ser cumplidos, además de que el tercer año puede estar bajo detención domiciliaria portando un brazalete electrónico.
Obviamente, Sarkozy ha negado rotundamente las acusaciones y, de hecho, se declaró como una víctima de “cacería de brujas” por parte de los fiscales financieros, quienes, según él, usaron y manipularon todos los medios de investigación para indagar sus asuntos. El expresidente ya se encuentra totalmente retirado de la política francesa, pero aún sigue siendo influyente entre los conservadores y tiene un lapso de diez días para apelar el fallo.
Los fiscales encargados de llevar el caso demostraron con pruebas que Sarkozy había prometido al entonces juez del Tribunal Supremo y ahora magistrado Gilbert Azibert un puesto en Mónaco a cambio de información sobre una investigación de pagos ilegales de Liliane Bettencourt, heredera de L’Oreal, para realizar su campaña presidencial en 2007.
El entramado de corrupción fue comprobado por algunas llamadas telefónicas obtenidas a través de intervención policiaca en el año de 2014, en las que se pueden apreciar pláticas entre Sarkozy y su abogado Thierry Herzog, en las que evidentemente hay una relación directa con otra investigación referente a un financiamiento procedente de Libia y que iba dirigido a la misma campaña presidencial.
Esta sentencia tiene la particular gravedad del delito llevado a cabo por el expresidente, que de hecho se argumenta que Sarkozy se valió de su cargo y relaciones políticas para su propio interés personal, desacreditando por completo un cargo que por la Constitución de Francia le otorga el total poder de equilibrar la justicia.
A esto se le suma el veredicto de que Sarkozy debería conocer la totalidad de las infracciones cometidas, ya que él es abogado. El Tribunal también actuó con firmeza contra Thierry Herzog, quien es uno de los abogados con más reputación en todo París, además del magistrado Gilbert Azibert, a quien de hecho acusaron de desacreditar una profesión cuya principal función es de gran importancia en la democracia.
Jacqueline Laffont, abogada de Sarkozy, acometió contra las fallas y el vacío del que ella puede percatarse acerca de las acusaciones del fiscal. De hecho, afirmó que las conversaciones intervenidas solamente se tratan de conversaciones entre dos buenos amigos, además de que Azibert nunca consiguió el puesto en Mónaco.
El equipo de abogados de Sarkozy ha argumentado que todo esto apunta a una total ausencia de corrupción, a lo que los fiscales aseguran tajantemente que la ley francesa no sabe distinguir entre un intento fallido de corrupción y uno exitoso.
Esta histórica condena se produjo solamente dos semanas antes de que se abriera otro caso en el que él se encuentra implicado en todas las irregularidades sobre la financiación de su campaña para las elecciones presidenciales de 2012. En enero, las investigaciones apuntaron a que también existía un tráfico de influencias sobre sus actividades de asesoramiento en Rusia.
Todos estos problemas legales acarreados contribuyeron a desplomar su candidatura para volver a la presidencia en 2017, pero el expresidente ha gozado con una gran popularidad desde que hizo el anuncio oficial de su retiro de la política en 2018.
De hecho, hubo largas filas de fans durante el verano del 2020 para pedirle que les firmara su libro The Time of Storms, que estuvo dentro de los best-seller durante dos semanas. Sin embargo, es muy probable que la condena que se le ha imputado pueda sofocar por completo todo intento de regresar a la escena política, pero el exmandatario ha negado que quiere hacerlo, pero muchos partidarios lo han promovido antes de que arranquen las elecciones presidenciales del 2022.