La sonda espacial Hayabusa fue la primera misión no tripulada enviada al espacio exterior por la Agencia Japonesa Aeroespacial, cuya tarea principal era recolectar muestras de polvo del asteroide Itokawa para después ser analizadas en la Tierra. La nave dejó este planeta en 2003, aterrizó en 2005 y después de varios atrasos, volvió hasta el 2011.
Han pasado 10 años y apenas se está aclarando la información de los hallazgos de la misión y por primera vez en la historia, los investigadores encontraron agua, así como material orgánico en un cuerpo celeste.
La investigación fue publicada en la revista Scientific Reports y se tituló Materia orgánica y agua del asteroide Itokawa. Esta se basó en un solo grano del polvo recolectado en el asteroide, lo que sorprende a todos, ya que es tentador concluir que a la vida extraterrestre le sea posible crecer en los asteroides, pero el agua y la materia orgánica no provienen de otro planeta, sino que son propias de la roca espacial. Además, científicos del Royal Holloway de la Universidad de Londres creen que el asteroide ha estado atravesando por un proceso de evolución durante miles de años.
Comprender la verdadera naturaleza del agua extraterrestre y la materia orgánica que estaban presentes en el nacimiento de nuestro sistema solar y su posterior evolución, requiere el estudio de astromateriales prístinos.
Se trata de un descubrimiento de lo más asombroso. La Dra. Queenie Chan, del Departamento de Ciencias de la Tierra, ha expresado que al tomar en cuenta las condiciones de toda índole que tuvieron que ser soportadas por el asteroide, desde temperaturas extremadamente volátiles hasta diversas rupturas y deshidratación, se cree que el Itokawa fue capaz de sobreponerse y rehidratarse con el material que ha podido recoger durante su trayecto.
Después de ser estudiado en gran detalle por un equipo internacional de investigadores, el análisis de un solo grano, al cual le llamamos Amazon, demuestra que ha preservado tanto la materia orgánica primitiva (sin calentar) como la procesada (calentada) en diez micrones (una milésima de centímetro) de distancia.
– Queenie Chan
La materia orgánica que se calentó en la superficie de los asteroides indica que este lo hizo a más de 600 °C en algún momento de su existencia. Mientras tanto, la materia orgánica que no logró calentarse señala que la caída de materia orgánica primitiva arribó a la superficie del asteroide mucho después de que este se enfriase.
A partir de estos hallazgos, los investigadores confían en que esto pueda ayudar a desarrollar más estudios tomando muestras de otros asteroides, como la misión Hayabusa2, concluida el 2020, cuya sonda trajo a la Tierra piezas de hasta 38 cm de ancho del asteroide Ryugu.
Se trata de hallazgos muy emocionantes, ya que nos dan a conocer detalles muy complejos en la vida de un asteroide. Además, su vía de evolución es muy parecida a la de la fase prebiótica de nuestro planeta.