Para soportar la creciente población mundial ha sido indispensable pensar en alternativas de viviendas con el fin de acomodar a la gente en algún lugar. Así, mientras algunos piensan en viviendas bajo la nieve, sobre los árboles y hasta en Marte, hay quienes han puesto sus esperanzas en las aguas de ríos, lagos y mares… con mayor o menor grado de éxito.
Con la premisa de “hogares de lujo sustentables, que emulan a las conchas naturales”, Ocean Builders lanzó su prototipo de Seapod, un hogar flotante de lujo que debía ser la envidia del mundo. Sin embargo, la tarde del 22 de septiembre de este año, durante su presentación en Panamá, se hundió parcialmente, convirtiéndolo más bien en el hazmerreír del público en general. Aunque la unidad albergaba gente cuando ocurrió el imprevisto, se reporta que no hubo heridos.
Una casa flotante “no tan flotante”
https://youtu.be/1yG2qsQwutM
En el clip se puede apreciar al hogar de lujo “flotante” bautizado como SeaPod ladearse como si sus cimientos se hubieran rendido ante el peso de la estructura acerina del prototipo. El modelo de hogar flotante fue perdiendo estabilidad y terminó inclinado, cerca de un muelle aledaño.
Se reporta que no hubo víctimas ni heridos, excepto el orgullo de la compañía tecnológica Ocean Builders, que en lugar de lograr presumir sus logros, ahora está siendo fuertemente cuestionada debido al fracaso de su presentación, la cual debía haber ayudado a catapultar la popularidad de su propuesta ecologista de hogares de lujo sustentables.
¿Qué pasó, maestros?
Los reportes de la compañía responsable de la casa no flotante apuntan a una falla de funcionamiento de una bomba de la sentina (base estructural, debajo de la sala de máquinas) de la estructura, que no se desempeñó adecuadamente, provocando el colapso catastrófico observado. Para agregar presión al asunto, cabe destacar que la presentación del hogar que debía mantenerse aproximadamente tres metros sobre la superficie del agua recibió la visita del presidente panameño Lautrentino Cortizo.
Nuestra tecnología permitirá que la civilización se traslade a los mares y abrirá las puertas a los océanos como la nueva frontera en cuanto a calidad de vida incomparable con cualquier otro entorno en el planeta. Como con toda nueva tecnología, siempre existe la posibilidad de prueba y error; esto provee una oportunidad para aprender, mejorar y continuar innovando.
-Vocero de Ocean Builders
Hogar de lujo sustentable… pero aún no “sostenible” (sobre el agua)
En el abstract no suena nada mal. El SeaPod ofrecería espacio vital con una vista marina de 360 grados y todos los servicios que puedes desear: cocina, dormitorio, baño y sala de estar, con un total de unos 77 metros cuadrados, pensado para que dos personas vivan. Además, tenía como meta proveer a la vida marina con “sombra”, con el fin de que desarrollen ecosistemas autosustentables bajo su cobijo a diferencia de “las construcciones en tierra” que requieren deforestación y “daños al suelo”.
Todo eso estaría muy bien si la cosa flotara, pero en el futuro cercano, esta falla épica estará en la mente de los potenciales compradores, a quienes se les pediría, una vez que los hogares “flotantes” lleguen al mercado, entre 295 mil dólares y 1.5 millones de dólares, dependiendo de las especificaciones que requieran para sus hogares. Bastante inversión como para perderla en una casa flotante sin la parte pequeñita pero importante de “flotar”.
Creados como icebergs de acero
La idea básica del SeaPod implica aprovechar casi 48 metros cúbicos de tubería de acero insuflada de aire para mantener la estructura del hogar unos tres metros sobre la superficie del agua, para mantener la estabilidad del hogar. La idea es que sus acabados exteriores de fibra de vidrio, gel y espuma, así como 54 metros cuadrados de ventanas permitan que se disfrute de un ambiente de lujo desde el interior sin contaminar visualmente el paisaje con la casa flotante.
Ahora se ve bien, muy futurista y todo, pero hasta que Ocean Builders no explique los motivos de las fallas y las medidas que se tomarán para evitarlas en sus modelos comerciales, el público haría bien en tomar esta oferta de “casas del futuro” con un poco de sano escepticismo, a menos que tengan muy buenas dotes en natación y no les moleste darse un chapuzón (junto con su hogar) a causa de detalles técnicos, que, según los creadores del SeaPod, son solo “parte del juego”.