Sabemos que has invertido muchas de tus quincenas para no perderte la oportunidad de tener cada consola de videojuegos que sale al mercado. Lo geek no se quita con el tiempo, ni que fuera gripe, ¿verdad? Pero haz tus cuentas y mira si has gastado en toda tu vida de gamer lo que este solo cartucho de Nintendo 64 ha logrado recaudar en una subasta: nada más y nada menos que la módica cantidad de 1 560 000 millones de dólares.
Resulta curioso entrar a ver el catálogo digital de las casas de subasta y ver unas monedas del siglo XIII vendidas en 720 000 dólares y al lado o más arriba, un cartucho de Mario Bros 64 vendido al doble que estas. Este el caso de la casa de subastas norteamericana Heritage Auctions, que se ve que le entró de lleno al comercio de videojuegos antiguos.
Tan sólo el año pasado, Heritage Auctions subastó otro cartucho de este título por 164 000 dólares, luego un The Leyend of Zelda en 870 000 dólares, entre otros videojuegos que también alcanzaron grandes cifras que se habían considerado récords. Sin embargo, la calidad del último cartucho de Mario Bros 64 vino a superar ampliamente toda puja anterior. Los expertos ya preveían este fenómeno de venta, pues el cartucho se encuentra valorado en Wata con un 9.8, escala que mide el estado de conservación del artefacto.
Por su parte, la casa subastadora recalcó en su ficha de venta la importancia de Mario Bros 64 para la historia general de los videojuegos. Además, calificó al ejemplar del videojuego como una de las pocas copias que quitan el aliento debido a sus excelentes condiciones y señaló que había que tomar en cuenta el valor agregado por ser la primera aventura tridimensional del personaje de Nintendo.
La repentina escalada de precios en el mercado de videojuegos antiguos sorprendió a los expertos en historia de los juegos de video. Algunos han sospechado del alza de precios y consideran que se trata de un periodo corto de euforia, pero otros señalan que esta taza de precios llegó para quedarse. Quizá, toda la incredulidad se deba a que todavía pensamos en los videojuegos como ultramodernos y no podemos concebir un bien establecido coleccionismo basado en la nostalgia de muchos fanáticos.
Que los videojuegos empiecen a ocupar las vitrinas de antiguas casas de subastas sin duda harán sentir viejo a más de uno, pero también habla de las cosas que son de valor para la nueva población adulta. Además, el contraste entre las antigüedades tradicionales y las electrónicas es extrañamente bello. Estamos seguros de que de haberte enterado, habrías participado en la puja del cartucho, la cual duró apenas cinco minutos.