Si miras el bodegón colgado en el comedor de tu casa y algo de él no te convence, tal vez te interese adquirir algo más pequeño y discreto, como un boceto de 400 años de Leonardo Da Vinci del tamaño de una servilleta, cuyo valor asciende a los 12.2 millones de dólares.
Se piensa que el Renacimiento puso en el centro del conocimiento y el arte al hombre. Al contrario de la especialización moderna, los hombres de esta época se interesaban en distintas artes y ciencias, en las que proponían como medida de todas las cosas la figura humana. Sin embargo, artistas como Da Vinci también fueron grandes naturalistas que a menudo se inspiraban en animales y plantas para diseñar complicadas máquinas de vuelo o para simplemente retratar la variedad de seres vivos a su alrededor.
En la casa londinense de subastas Christie’s se expuso y se vendió un boceto hecho con punta de plata del artista italiano Leonardo Da Vinci, titulado Cabeza de oso. Se trata de un boceto de 7 x 7 centímetros y se cree que fue un estudio preparatorio para luego ejecutar su cuadro La dama del armiño, pues la posición de la cabeza del oso corresponde con la posición de la cabeza del armiño que la dama Cecilia Gallerani sostiene en el cuadro de 1489.
La ceremonia de subasta se encuentra grabada en el Instagram de la casa subastadora, que se mostró contenta con el monto alcanzado, pues se esperaba una cifra menor por la compra del dibujo. Incluso superó la cifra alcanzada por el dibujo del mismo autor, Caballo y Jinete, que en el año 2000 fue vendida en 11 millones de dólares.
La cabeza del osezno destaca por la bella posición que el artista encontró para el pequeño formato de papel en que lo dibujó. El cráneo luce algo inclinado y el ojo derecho del mamífero salta a la vista. Stijn Alstin, director internacional del departamento de Dibujos de Old Master de Christie’s, lo ha calificado como: “pequeño pero magnífico”.
La obra ha estado exhibida en la Galería Nacional de Londres, el Louvre Abu Dhabi y el Museo Estatal del Hermitage de San Petersburgo. Además, ha sido parte de la colección privada de muchos personajes ilustres como Sir Thomas Lawrence, Samuel Woodburn y Robert Norman Colville.
El dibujo original es inalcanzable para muchos de nosotros, pero siempre podemos hacernos una buena copia para cambiar ese raro cuadro del estudio o comedor que no termina de convencernos. En su lugar, el pequeño osezno, dibujado por uno de los grandes artistas de todos los tiempos, podría acompañarnos en las jornadas de trabajo o a la hora de la comida.