Seguramente siempre dices que no crees en supersticiones, pero al ver una escalera atravesada en la banqueta, siempre evitas pasar por debajo de ella y si te sale un gato negro cuando estás caminando por la calle, te pones nervioso. Incluso caminas tratando de evitar las grietas y líneas del suelo. No deberías avergonzarte, pues las supersticiones son acciones antiguas que tratan de ponernos a salvo de fuerzas superiores a las nuestras.
Desde un punto de vista cibernético, cada superstición tiene sus pequeños hacks o conjuros para complacer o repeler fuerzas demoníacas o divinas, acciones rituales que utilizan el cuerpo y objetos para contrarrestar el efecto fatídico de otras acciones que se consideran de mala suerte o que llaman malos espíritus. En esta lista te presentamos diez supersticiones que tienen una base histórica y que te ayudarán a evitar el desastre en tu vida.
1. Salud o Jesús te ayude
Seguramente has escuchado en voz de tus abuelos la arcaica expresión “Jesús te ayude” que después se sintetizaría en el breve “salud”. Pues bien, esta expresión proviene del año 590 d. C. y fue un mandato del Papa Gregorio, El grande a modo de deseo de protección contra la peste que asolaba Europa por aquellos años. Junto con este deseo de salvación de la muerte y la enfermedad amparado en la misericordia de Dios, se implantó el gesto de cubrirse la boca al estornudar para evitar la propagación del malestar.
Otras fuentes dicen que la acción de cubrirse la boca también se debió a que la gente pensaba que el espíritu o alma estaba en la cabeza y que al estornudar podía escaparse de tu cuerpo. Por otra parte, en México y otras partes de Latinoamérica, el estornudo es visto como un signo innegable de que la pareja le está siendo infiel a uno y, en lugar de decir “Salud” o “Jesús te ayude”, se dice “Sancho”.
2. Tirar la sal
Creer que derramar la sal trae mala suerte hunde sus raíces muy atrás en el tiempo. En la pintura de Leonardo Da Vinci La última cena, Judas ya aparece señalado como aquel que derrama la sal. Sin embargo, la tradición de esta creencia es más antigua. Popularmente se cree que se remonta hasta los tiempos en que los soldados romanos recibían la paga por sus servicios en costales de sal, pues por aquellos tiempos, la sal era un bien muy preciado y de ahí se derivó nuestra palabra salario.
El poeta romano Petronio ya utilizaba expresiones como “no vale su sal” para referirse a alguien en quien no valía la pena invertir, fijarse o darle importancia. Pero todo apunta a que era más común que los esclavos domésticos recibieran el salario y no los soldados. Incluso el esclavo fue designado como salario, pues se daba a sí mismo como paga en algunos casos. Por lo cual, derramar la sal, que era como un tesoro, era visto como un mal augurio.
Para contrarrestar sus efectos se debe lanzar un puñado de sal sobre el hombro izquierdo en la cara del demonio o la muerte. Creencia que se le atribuye, dudosamente, a los sumerios.
3. Soplar las velitas y pedir un deseo
Apagar las velitas y pedir un deseo son unas de las cosas que más espera un niño en su cumpleaños, pero no se da cuenta de que al hacerlo, reproduce un antiguo ritual griego. Los devotos de Artemisa entraban a su templo y le dejaban un dulce sobre el que ponían una vela y al acabar su comunicación con la diosa, soplaban el fuego de la vela para que el humo se elevara y llevara sus deseos o súplicas hasta la diosa.
También se cree que en el siglo XVIII se comenzó a celebrar a los niños con pasteles y velas en Alemania, en el llamado Kinderfest, donde el pastel llevaba dos velas nada más, una que representaba la actual vida del niño y la otra que representaba los años venideros.
4. Abrir un paraguas en un lugar cerrado
El origen de esta creencia se le atribuye a los antiguos egipcios, quienes pensaban que abrir un paraguas en un lugar cerrado ofendía al dios del sol. Además, los egipcios tenían a la diosa Nuit, que tenía forma de sombrilla, por lo que esta forma era vista como sagrada y solo la gente noble podía cargar con una sombrilla. Se dice que si alguien pisaba la sombra que el parasol arrojaba, podía ser condenado a muerte.
Sin embargo, la explicación más lógica es moderna y tiene que ver con la fabricación de las sombrillas metálicas que al ser abiertas, suelen ser peligrosas, en especial si se encuentran en espacios cerrados porque todos hemos estado a punto de perder un ojo cuando una señora abre su sombrilla sin fijarse si hay alguien alrededor.
5. El gato negro que se cruza en tu camino
Los pobres mininos negros han sufrido mucho tiempo debido a la creencia de que toparse con uno de estos en nuestro camino es de mala suerte y señal de que el diablo y los poderes oscuros están cerca. La Edad Media y la Inquisición se encargaron de reforzar esta idea con los juicios de brujería en donde se contaba que estas tenían sirvientes de Satanás llamados acólitos, que podían ser distintos animales y entre ellos, el más común era el gato negro. Sin embargo, otras culturas como los egipcios los tenían por sagrados y como mensajeros de los dioses.
6. Usar atuendo negro en los funerales
Se cree que el uso de ropa negra en los funerales puede tener varios orígenes. Podría venir de Roma y de la moda del Renacimiento en donde se usaba una rosa negra para simbolizar el duelo. También se cree que podría venir de la tradición latinoamericana en que la viuda debía vestir de negro por el resto de sus días. Pero la mejor explicación podría ser que se usaba ropa negra para avisar que se había participado de un encierro y que se había estado cerca de un cadáver. Se hacía así porque el cuerpo del muerto podía haber contagiado alguna enfermedad a los asistentes. Este era un método muy común para evitar el contagio de otras enfermedades como la lepra. Al leproso se le daba una campana para anunciar su paso por las calles de los poblados y así la gente evitaba salir mientras él estuviera de camino.
7. Un espejo quebrado son siete años de mala suerte
Aun antes de la invención de los espejos, se creía que un reflejo distorsionado en el agua era señal de malos augurios. A esta práctica adivinatoria se le llamaba catoptromancia y consistía en saber por la apacibilidad del reflejo de la persona en un cuenco de agua si esta estaba bien o se encontraba espiritualmente perturbada. Sin embargo, la creencia de que los espejos quebrados dan siete años de mala suerte surgió con los caros espejos italianos del siglo XVII, que eran elaborados con plata. Se dice que si un sirviente llegaba a romper uno de estos espejos, trabajaría gratis durante siete años para el amo.
8. Cruzar los dedos para la buena suerte
Cruzamos los dedos cuando deseamos con fuerza que algo bueno nos suceda o cuando simplemente queremos que un deseo se cumpla. Sin embargo, no existe evidencia histórica de que este gesto haya significado lo mismo en el pasado. Según las evidencias, este gesto se origina en el siglo XIV y por aquel entonces simbolizaba el poder y la unión en una era precristiana. Sin embargo, con el tiempo, los cristianos perseguidos utilizarían el gesto como una señal secreta para reconocerse entre ellos. Hasta ahora no hay un hecho histórico que indique con claridad que el gesto haya sido usado para desear suerte desde un principio.
9. Tocar madera para evitar que se cumplan desastres
Esta superstición tiene un valor ambiguo, pues se puede tocar madera cuando queremos deshacer algo que dijimos (que podría representar una amenaza a cumplirse) o cuando queremos que algo muy bueno nos pase. Este acto supersticioso ampliamente extendido por el mundo tiene sus raíces en las creencias paganas de la tradición celta, pues se creía que los dioses habitaban en la naturaleza, en especial en la madera. Por ejemplo, los irlandeses tocaban madera para agradecer a los leprechauns su buena suerte. Más tarde, cuando el cristianismo subsumió distintas creencias paganas, este gesto fue asociado a la cruz de cristo y las reliquias de ella.
Además, en la tradición judía, esta expresión tiene su propia historia. Los judíos han sido un pueblo perseguido a través de todos los tiempos y en el siglo XV, durante la Inquisición española, también fueron acosados. Con el fin de protegerse se escondían en lugares secretos o en las sinagogas y para reconocerse, tocaban la puerta de la entrada en clave. Esto salvó la vida de muchos perseguidos y por eso ahora es una expresión que desea suerte.
10. El temible número 13
Este es un número al que la cultura estadounidense nos ha enseñado a temer, incluso se ha acuñado un término para el miedo irracional a esta cifra: Triscaidecafobia. Se estima que un 10 por ciento de la población americana lo aborrece, tanto así que construyen edificios, hoteles, oficinas, departamentos en los que el número 13 que correspondería a ese piso está ausente. La creencia parece basarse en el hecho de que el código Hammurabi omite su capítulo número 13. Sin embargo, los expertos creen que su ausencia se trata de un mero error notarial.
La verdadera mala fama el número proviene de historias míticas y religiosas. Se asientan en el hecho de que Judas fue el invitado número trece a la última cena y que Loki, el dios de la travesura y el desastre, también fue el invitado número 13 a la cena del Valhala. Sin embargo, otras culturas como la egipcia y la china consideran el número 13 como un número de la suerte. Los egipcios creen que hay doce escalones hacia la iluminación, siendo el treceavo escalón la vida eterna.