Esta obra no solamente es famosa por ser una de las que inició el estilo realista en los cuadros y por reemplazar la tempera con pintura de aceite, sino que también es el cuadro más robado. De hecho, una de sus partes sigue desaparecida.
El Altar de Gante es una pintura flamenca compuesta de diferentes paneles (es un políptico) creada por los hermanos Hubert y Jan Van Eyck. Ellos la comenzaron a mediados del año 1420 y la terminaron en 1432. Al ser terminada, fue considerada la pintura más hermosa de Europa y seguramente por eso atrajo la atención de quienes hicieron todo lo posible por tenerla.
El primero en robarla fue nada más y nada menos que Napoleón Bonaparte. El emperador y conquistador francés se la llevó de la catedral de San Bavón, en Bélgica, como botín de guerra, pero cuando fue derrotado, la pintura volvió a su país natal. No duraría mucho tiempo ahí, pues los alemanes se la llevaron durante la Primera Guerra Mundial, mas fue devuelta (otra vez) tras firmarse el Tratado de Versalles.
En 1934 le avisaron a la policía belga que uno de los paneles de la pintura —el inferior de la izquierda— había desaparecido. Después las autoridades recibieron docenas de cartas anónimas exigiendo un millón de francos a cambio de devolver la pieza faltante, pero nunca se dio ese rescate y esta jamás fue devuelta.
El restaurador Jef Van Veken se dio a la tarea de crear una copia del panel robado, para que la pintura no luciera incompleta. Cuando terminó su copia y la entregó, lo acusaron de ser el ladrón que quería quedarse con el original, pero jamás se pudo comprobar que era culpable. Así que la pieza faltante siguió perdida.
Seis años después, Adolf Hitler preparaba un gran museo de arte y quería poseer ese cuadro, así que envió a sus tropas a invadir Bélgica. El gobierno trató de enviarla a Francia para que no cayera en manos alemanas, pero los nazis la interceptaron y la guardaron en una mina de sal en Altausse, Austria que contenía otras 6,000 obras artísticas.
Por suerte, un escuadrón llamado Monuments Men de las fuerzas aliadas logró rescatar todas las obras maestras que habían guardado los nazis y de esa manera la pintura volvió una vez más a su tierra natal.
Se creía que sus aventuras se habían terminado, pero en el 2019 los expertos restauradores empezaron a eliminar las capas de pintura que se le estuvieron añadiendo con los años. Casi un 70 por ciento de la pintura había sido modificada y al quitar las capas se notó que el original seguía teniendo colores muy vivos.
Otro detalle que siempre llamó la atención de esta pintura fue que el cordero central parecía tener cuatro orejas, un rasgo que había inquietado a todos. Sin embargo, al hacer las restauraciones se demostró que el par extra no formaba parte del original y que el rostro del animal tenía un extraño parecido a una cara humana.
Aunque ya ha pasado mucho tiempo, el caso del panel extraviado de la pintura sigue abierto y la policía todavía hace investigaciones con análisis de ADN de la saliva encontrada en las cartas que pedían el rescate que nunca se obtuvo.
Esa pieza aún está desaparecida. Sin embargo, un corredor de bolsa que murió un año después del robo de 1934 reveló una nota que no fue enviada a la policía y en ella se avisaba que la pintura faltante estaba oculta en un “lugar donde nadie podría llevársela sin despertar la atención del público”. Así que es posible que esté a plena vista y nadie se ha dado cuenta.
Esta vieja pintura de más de 588 años todavía sigue dando de qué hablar y seguramente quien encuentre la parte desaparecida recibirá una buena recompensa.