Con la espectacularidad de las películas de Hollywood, sus efectos especiales y un sinnúmero de características, a veces nos olvidamos que los actores también son seres humanos, con errores y virtudes, que trabajan por la consolidación de su carrera artística .
Y ellos no se hacen estrellas de la noche a la mañana, sino con esfuerzo, dedicación y sobre todo superando adversidades y sin dejarse vencer, hasta convertirse en casi un súper héroe real, como Robert Downey Jr.
En 1997, Robert ganaba ocho centavos de dólar por hora por lavar las charolas para pizza en la cocina de la cárcel del condado de Los Ángeles. En 2015, él gana 80 millones de dólares por película.
Después de 1992 la película biográfica “Chaplin”, del director Richard Attenborough -1992-, Robert Downey Jr. se promocionaba como el mejor actor de su generación. Pero poco sabía que en vez de terminar en el Paseo de la Fama, se estaba cayendo totalmente en picada por el mundo de las adicciones a las drogas.
Mucho antes de ganar altas cantidades de dólares y tener una brillante la racha de éxito, Downey fue un actor excepcional que casi termina con su propia carrera, todo por el amor de la heroína, la marihuana y la cocaína.
De 1983 a 1995 Robert disfrutó de una gran carrera en el cine. Trabajó con grandes nombres y logró lo mejor en cada personaje que interpretó. Sin escasez de dinero y la fama de su lado, la adicción a las drogas de Robert se fue por las nubes.
El año 1996, trajo con él, excesos que lo conducían a la destrucción de su carrera como actor a causa de una adicción incontrolada.
Entre 1996 y 2001, Downey fue detenido varias veces por varios cargos de drogas. La cocaína, heroína, valium y casi cualquier cosa que se pueda nombrar: Downey estaba consumiendo de todo. Su adicción loca no sólo trajo consigo un trastorno bipolar, sino que también le impidió asumir papeles importantes para su carrera.
En una audiencia en 1999, Downey citó:
“Es como si tuviera una escopeta en la boca con el dedo en el gatillo, y me gustara el sabor de la pistola de metal”.
En varias ocasiones, también culpó a su padre -un adicto también-, por darle drogas desde que tenía 8.
Después de pasar casi 5 largos años luchando contra la adicción a las drogas, con reclusiones, salidas de la prisión, así como recaídas, Downey finalmente decidió hacer algo por rescatar su carrera.
Mientras que la mayoría de los directores aún temían a su adicción y mantenían hasta el 40 por ciento de su salario como un seguro contra su conducta adictiva, Downey no dio marcha atrás y asumió varios papeles. Estas cláusulas son todavía una parte estándar de sus contratos.
De 2004 en adelante, Downey protagonizó un determinado número de películas y fue aclamado por la crítica por su habilidad en la actuación. Pero todavía se esforzaba por conseguir películas más importantes, él estaba completamente fuera del mundo de las drogas.
Viene el 2008 y Downey ¡explotó¡ con ‘Iron Man’, un mega-éxito internacional y así fue ‘Tropic Thunder’. Ese mismo año firmó un acuerdo con Marvel Studios para protagonizar la trilogía de Iron Man y aparecer en otras películas de Marvel que tenían el papel del hombre de hierro.
En 2009, se convirtió en una parte de otra franquicia de mega éxito: ‘Sherlock Holmes’. Hoy en día, Downey se encuentra en sinónimo de Iron Man y Sherlock Holmes, dos de los personajes de las películas más queridas de nuestro tiempo.
A lo largo de esta montaña rusa, que casi terminó con su carrera, Downey nunca se rindió. Se enfrentó a sus adicciones, perdió una gran cantidad de dinero, infringió la ley, pero nunca dejó de hacer lo que quería: la actuación.
Y no hace falta decir que durante 3 años consecutivos ahora Downey ha encabezado la lista de los actores mejor pagados del mundo. Pero más que eso, se levantó como una inspiración para las futuras generaciones.