Una albóndiga marcó el inicio de una nueva y extrema amistad… Sí: Mikael Lindnord participaba en una competencia extrema en la selva de Ecuador, cuando un perrito callejero se le acercó. El deportista le dio una albóndiga, y desde ahí, el can empezó a seguirlo y a seguirlo… ¡y ya no dejó de hacerlo!
Mikael participaba en el “Adventure Racing World Championship”, que se celebró en Ecuador, cuando se encontró a este perrito. Tal vez no te parezca una historia tan interesante… pero no te hemos dicho que, ¡el perro siguió a este hombre a través de los 692 kilómetros de la competencia!
Ahora sí ya estarás más interesado. Y no es todo, pues el perro tuvo que enfrentarse a ríos, extensas caminatas, hambre, calor y todos los retos que el equipo de deportistas tuvo que superar. ¡Vaya fidelidad!
Este recorrido por Ecuador incluyó zonas como el Pacífico, los Andes y la selva amazónica, por lo que tanto humanos como perro tuvieron que enfrentarse a ríos, montañas, lugares donde el lodo llegaba hasta las rodillas.
“Pensé que tenía hambre y le di una albóndiga. Pensé más en él. En un momento de descanso, el perro estaba totalmente cansado, así que abrí dos latas de comida y se las di, porque no había comida en la selva”.
Los organizadores le advirtieron al equipo que su seguridad y la del can corrían peligro, pues tenían que recorrer casi 60 kilómetros en un kayak, así que los hombres decidieron dejarlo…
Pero su sorpresa fue mayúscula cuando subieron al kayak y empezaron a avanzar ¡y el perro se lanzó al agua y empezó a nadar para tratar de alcanzarlos! Ante esto, Mikael decidió no abandonarlo, así que lo subió a bordo.
Por supuesto que el cariño creció, así que el equipo decidió darle un nombre a su nuevo compañero: “Arthur”, y también se detenían para alimentarlo y dejarlo descansar, aunque esto les afectara en su competencia.
Este tipo de gestos fueron aplaudidos por los espectadores de esta carrera extrema, quienes también estaban sorprendidos por la fortaleza de esta simpático animalito.
Luego de seis días de una extenuante competición, todo terminó, pero no la amistad entre Mikael y Arthur, sino que era solo el inicio.
Una vez concluido el evento, llevaron a Arthur al veterinario para que lo revisaran completamente, y así poderlo llevar a Suecia, donde vive Mikael, ya que no quiso separarse más de él.
Tuvieron que realizar una serie de trámites burocráticos, que mantuvieron al equipo varios días más en Ecuador, para que le permitieran a Arthur viajar en el avión.
Y eso solo fue en América del Sur; faltaba enfrentarse a las duras reglas europeas sobre el traslado, una vez que el equipo y su peludo compañero aterrizaron en Suecia.
Para poder ingresar a Suecia e irse a casa de su amigo, Arthur estuvo en cuarentena en un centro de aislamiento, para asegurarse que no era portador de ninguna enfermedad. Ahí Mikael se dio cuenta que su amigo no estaba tan bien:
“Estaba en mal estado cuando lo recogimos. Tenía heridas grandes y sangraba, debido a los parásitos que tenía. El veterinario me explicó que Arthur venía padeciendo de esas heridas, al menos desde hacía 6 meses”.
Desde Ecuador, un veterinario le había suministrado antibióticos y curado algunas heridas, sin embargo, no se podían eludir las reglas suecas, así que tuvieron que aguantar los 40 días en que Arthur estuvo bajo atención médica, hasta que por fin ¡pudieron reunirse de nuevo!
Y ahora sí, a vivir una nueva historia de amistad, y ¿por qué no?, prepararse para la próxima competencia, a donde seguro irá Arthur.
“Yo fui a Ecuador para ganar el campeonato; en cambio, tengo un nuevo amigo”.