La mañana del 12 de septiembre de 1985, en Knoxville, Tennessee, Estados Unidos, fue diferente para Fred Meyers, quien al despertarse y dar los primeros pasos por su casa, pudo ver desde su ventana un cuerpo en el suelo de su patio trasero al lado de 35 kilos de cocaína. Fred alertó a la policía, quienes llegaron al lugar de los hechos e iniciaron con las investigaciones. Según informó The New York Times, las autoridades dieron con la identidad del difunto: Andrew Thornton II.
Thornton provenía de una familia privilegiada, uno de esos chicos que van al club de polo. Sus padres lo habían mandado a una academia militar donde aprendió a pilotar y a usar el paracaídas. Más tarde, se convertiría en un policía de narcóticos de Lexington y para 1997 se desempeñaba como abogado. Thornton usaría sus contactos para construir una red con conexiones por todo el mundo.
Había sido detenido por robar armas de una base naval de California y conspirar para movilizar más de media tonelada de marihuana hacia Estados Unidos. A pesar de que cuando lo atraparon en Carolina del Norte, lo encontraron con un chaleco antibalas y una pistola, de alguna manera, salió librado y sin cargos. Solo tuvo que pagar una pequeña multa, seis meses de prisión y la suspensión de su licencia de abogado.
Sin embargo, su carrera criminal no se acabó cuando pisó la prisión. En 1985 hizo una carrera como contrabandista, moviendo cocaína desde Colombia. En uno de esos viajes, Thornton pilotaba un pequeño avión y después de dejar un cargamento en Georgia, voló en piloto automático, tomó los paquetes de droga restantes y saltó del avión afianzado de su paracaídas. Sin embargo, este se enredó y no pudo desplegarse, llevando a Thornton a una muerte segura.
Cuando localizaron su cuerpo, tenía un chaleco antibalas, mocasines Gucci, gafas de visión nocturna, así como 4500 dólares en efectivo, algunos cuchillos y dos pistolas. Los 35 kilos de cocaína que estaban cerca de él tenían un valor en aquel año de aproximadamente 15 millones de dólares. La historia para Thornton terminó ahí, pero la policía tenía la esperanza de encontrar indicios que los llevaran a otro sitio. Y lo lograron.
Unas semanas después, los medios reportaron el hallazgo del cadáver de un oso negro muerto por una sobredosis de cocaína, supuestamente arrojada del avión en que iba Thornton. De acuerdo con The New York Times, eran 40 contenedores plásticos abiertos con la misma marca del encontrado en Knoxville. Ese oso debió recibir la dosis más grande de drogas en su cuerpo, que lo llevó a la muerte.
Una oportunidad más para el oso
El oso se convirtió en una leyenda urbana y despertó el interés de los locales. De hecho, tuvo una necropsia. El forense que lo atendió dijo a Kentucky for Kentucky (KY for KY) que era común que los animales involucrados en investigaciones fueran examinados como si se tratara de un cuerpo humano. El oso destacaba del resto de casos por la cantidad de droga que había ingerido.
Su estómago estaba literalmente lleno hasta el borde con cocaína. No hay un mamífero en el planeta que pueda sobrevivir a eso. Hemorragia cerebral, insuficiencia respiratoria, hipertermia, insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular. Lo que sea, ese oso lo tenía.
—Médico forense
El médico observó que el oso estaba en buen estado cosmético, por lo que no quiso simplemente deshacerse de él en el crematorio. Contactó a un compañero de caza dedicado a la taxidermia y rellenaron el oso para después regalarlo al Área Recreativa Nacional del Río Chattahoochee, en Sandy Springs, Georgia, donde fue exhibido sin mencionar su pasado.
A principios de la década de 1990, y con una amenaza de incendio forestal, el parque fue evacuado. Se llevaron todos las cosas que tenía, incluido al oso, que descansó en un depósito temporal, pero misteriosamente desapareció. Entre casas de empeño, el oso llegó a Nashville, donde fue adquirido por toda una leyenda de la música country: Waylon Jennings.
No se sabe con exactitud si Jennings estaba enterado del origen del oso, pero las investigaciones de Kentucky for Kentucky indican que Thornton había hecho una carrera en Las Vegas proporcionando droga. Jennings llegó a trabajar para uno de los casinos más grandes propiedad de Ron Thomposon, un hijo pródigo de Kentucky, que había amasado una increíble fortuna. El oso había llegado hasta Nevada.
Thomson murió en 2009 y gran parte de su fortuna fue subastada. Tras varios intentos de KY for KY, dieron con el comprador, un hombre de origen chino llamado Zhu T’ang, quien adquirió el oso por 200 dólares y lo llevó a su casa en Reno, donde lo utilizó como decoración para su tienda de medicina tradicional china. Su esposa odiaba la decoración, a pesar de ello, cuando Zhu murió, ella conservó al oso. Pero cuando fue contactada por KY for KY, supo el pasado criminal de su decoración. No dudó en venderlo, más por el esfuerzo que hicieron en encontrarlo, que por otra cosa.
Un gran pasado para un mejor futuro
Finalmente, el oso fue localizado y llevado a Kentucky, donde se convirtió en la decoración y atractivo turístico de la tienda Kentucky for Kentucky. Ahora se puede encontrar hasta mercancía oficial. La historia trascendió y se convirtió en el guion de la película Cocaine Bear, escrita por Jimmy Warden y dirigida por Elizabeth Banks. Ray Liotta, el protagonista de la cinta, dijo para Newsweek que la cinta es “algo chiflada” pero “realmente buena”.
Se vienen grandes rugidos
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