Mientras que otros niños están jugando afuera, este chico pasa su tiempo libre usando la máquina de coser de su mamá para hacer ropa para otros niños sin hogar. Xavier Elliott, un niño de 10 años de Arizona, Estados Unidos, quedó sin hogar después de que su padre volvió de Irak, y ahora está usando su propio dinero para ayudar a otros niños. Él pasa su tiempo libre en la máquina de coser de su madre haciendo ropa para los desamparados.
Después de servir para el Ejército de los Estados Unidos en Irak, el padre de Xavier sufrió trastorno de estrés postraumático y su familia terminó en cerca de seis diferentes refugios para personas sin hogar.
El padre actualmente es voluntario en la Guardia de Honor, y ahora que la familia ha vuelto a restablecerse y tener de nuevo un hogar, el niño de 10 años quiere ayudar a otras personas cuyas familias todavía están luchando.
Stephanie Elliot dijo que estaba completamente sorprendida cuando su hijo le dijo que quería hacer ropa para niños sin hogar, después de haber vivido la experiencia y saber lo difícil que era pasar por esos momentos.
“Me siento a coser en mi oficina y él me hace compañía. En realidad un día estaba cosiendo un bolso y dijo que quería ahorrar su mesada para hacer ropa para niños sin hogar”.
Él ahora gasta su propio dinero comprando la tela, botones y cremalleras para poder hacer la ropa destinada a su noble causa. Tomó la costura después de que viera a su madre usar la máquina para hacer un monedero.
Xavier asistió a un campamento de verano donde aprendió más a cerca de diseño, y con la ayuda de su madre perfeccionará las habilidades que ha aprendido para empezar a confeccionar ropa para los jóvenes, incluyendo un vestido especial “Ninja Turtles” para una niña que, dijo Elliot, perdió su hogar en un incendio.
“Creo que la idea vino a él después de todo lo que hemos soportado y queremos hacer la diferencia para otras personas”.
Elliot dijo que una amiga la animó a hacer una página en Facebook para anunciar el nuevo proyecto de Xavier titulado “Ropa para la caridad, por la familia Elliott”.
“Lo posteé ahí y en un par de grupos de costura en los que estoy, fue un gran éxito. Empecé a recibir correos electrónicos de diferentes canales de noticias y recibimos donaciones de tela”.
Ahora, las ropas que hace son enviadas al Ejército de Salvación y a los refugios locales para personas sin hogar.
“Creo que le afectó mucho. Perder todo, tener que empezar de nuevo, y ver a todos los otros niños en los refugios; algunos de ellos venían por causas violencia doméstica y todo lo que tenían eran la ropa que traían puesta. Así, vio la necesidad al estar ahí”.
¿Que estamos haciendo los demás para cambiar el mundo? Este tipo de historias nos ponen a pensar, y Xavier Eliot nos pone el ejemplo de que siempre hay algo que se puede hacer para ayudar a quien más necesita.