Una vez más, Netflix se metió en problemas por sus contenidos, pero ahora no se trata de mensajes homofóbicos, difamación por uso inapropiado de la imagen de alguna persona, ni por daños a los familiares de los involucrados en casos sórdidos abordados en sus documentales, sino que ahora es por “pasarse de representativos” al “encarnar incorrectamente” a una de las figuras históricas egipcias más icónicas de la milenaria cultura, Cleopatra.
En su nueva producción La reina Celopatra (2023), Netflix enfrenta una demanda por parte del abogado egipcio Mahmoud al-Semary, quien representa a su nación demandando al servicio de streaming por “mostrar contenido que no va conforme a los valores sociales e islámicos del pueblo egipcio”. Tachando al documental de “crimen”, los demandantes hacen ver que su principal problema con esta producción que “no se apega a la realidad histórica egipcia” es que la figura central, la reina Cleopatra, es interpretada por una actriz de color.
“El falso documental La reina Cleopatra quiere borrar a Egipto del mapa”
El tráiler de la película, que atrajo millones de vistas a lo ancho y largo del globo, contradice descaradamente a la historia egipcia. Lo mostrado no se adhiere a los valores y principios islámicos y sociales, en particular, cuando hablamos de los egipcios; todo esto constituye un insidioso fomento del afrocentrismo, que tiene como objetivo el distorsionar y borrar inmoralmente la identidad egipcia.
– Mahmoud al-Semary
Según los demandantes, el “abyecto afrocentrismo” que se “celebra” en la producción de Netflix, donde Jada Pinkett Smith funge como productora y narradora, es atroz y atenta contra “las buenas costumbres”, por lo que exigen que se tomen acciones legales serias contra “los responsables de esa atrocidad (el documental)”, siendo los principales “criminales” el equipo de administración de Netflix. Según el abogado de Egipto, eso requeriría una investigación exhaustiva que tendría como resultado la interrupción del servicio de streaming en su país mientras se revela “la verdad”.
Netflix se defiende: En realidad, nadie sabe “cómo era exactamente” Cleopatra
Netflix, por supuesto, no se podía quedar en silencio tras las acusaciones y tanto la compañía como las personas involucradas con el proyecto rápidamente aclararon que la representación de la monarca egipcia por una intérprete de color era completamente lícita y buscaba acentuar “el crisol de herencia mixta” de la antigua gobernante por medio de un casting que tuviera influencias africanas. La directora del documental, Adele James, fue un paso más allá y dijo
Si no les gusta el elenco del ‘show’, no lo miren, y si deciden verlo, a pesar de que no les gusta, prepárense para enfrentarse a opiniones expertas distintas a las de ustedes. De un modo u otro, estoy muy emocionada por el programa y seguiré estándolo.
En el mismo tráiler en español de la serie en Netflix puede escucharse que dicen “No me importa lo que te enseñaron en la escuela, Cleopatra era negra”. Así, los detractores de la nueva producción de Netflix que hablan de la ascendencia griega de la monarca “aclaran” (sí, fue un chiste) que Elizabeth Taylor en Cleopatra (1963) fue una monarca mucho más cercana a la “históricamente correcta”, al igual que Claudette Colbert en Cleopatra (1934), Vivien Leigh en César y Cleopatra (1945) e, incluso, Monica Bellucci en la cómica Asterix y Obelix: Misión Cleopatra (2002) era un acercamiento más fiel a los estándares políticos egipcios que nunca demandaron a esas producciones.