¡Oye, Arnold! fue una de las series animadas más conmovedoras que disfrutamos en nuestra infancia, pues nos dejó grandes lecciones sobre amistad, familia, trabajo en equipo y solidaridad; pero también nos mostró sucesos muy tristes.
Esta caricatura nos hizo reflexionar a la ves que nos daba un sano entretenimiento, y algunos de sus personajes tenían un pasado muy oscuro o reflejaron los aspectos más sórdidos de la sociedad.
Es increíble que hayamos pasado tragos tan amargos desde muy pequeños con una serie animada, y ahora recordaremos los 10 momentos más deprimentes y oscuros de las aventuras de Arnold y compañía.
1. La adicción del niño chocolate
Él era un huérfano cuya mayor pasión era comer chocolate, y para ganar una apuesta tenía que dejar de hacerlo. Con la esperanza de ganar dos kilos de su manjar favorito, deja de comer chocolate y atraviesa por una especie de abstinencia muy lastimoso, similar al que sufre un adicto. Ver a un niño con síntomas de una persona adicta fue muy deprimente.
2. La hija del señor Hyunh
Uno de los personajes que vive en el mismo edificio de Arnold es el señor Hyunh, y en un episodio vimos un fragmento muy doloroso de su pasado. Él sufrió los horrores de la Guerra de Vietnam y tenía una hija, Mai. Él tuvo que entregarla a los soldados de Estados Unidos, pensando que estaría a salvo lejos de este conflicto bélico.
Fue hasta después de 20 años que Arnold, con ayuda de Helga, logra reunir al padre con la hija, en un episodio navideño que nos desgarró el corazón.
3. El chico del pórtico
Aunque era un chido molesto y agresivo, el chico del pórtico en realidad era un bebé que fue abandonado, no tenía ningún amigo en el mundo, y había desarrollado una fobia a dejar el único hogar que había conocido.
4. Arnold asaltado
En un episodio Arnold fue asaltado brutalmente por un delincuente. No solo le quitaron su dinero, sino que también lo golpearon, y fue por esto que él decidió aprender artes marciales. Además de que verlo tan vulnerable fue desagradable, también fue triste ver cómo se iba volviendo más violento con todos sus amigos y familia. Fue cómo ver al héroe convirtiéndose en lo que juró destruir.
5. La hija ignorada
Hablando precisamente de las consecuencias del maltrato, fue muy triste saber que Helga, la chica más ruda de la escuela, en realidad había tenido que adoptar ese carácter porque sus padres la descuidaban y la comparaban con su hermana mayor Olga.
6. La pobre Lila
Superficialmente Lila se volvió la niña más tierna, dulce y admirada de la primaria a la que asistían Arnold y sus amigos, pero detrás de su perfección había una realidad muy deplorable.
Debido al acoso que sufrió por parte de las otras niñas, ella no quería volver a clases, y es hasta que las chicas se quieren disculpar cuando se enteran que vive en uno de los peores vecindarios, que su casa está derruida y que su familia apenas puede alimentarse.
7. El mal estudiante Torvald
Todos hemos conocido a un compañero de escuela que no ha podido pasar de año, pero el caso de Torvald fue uno muy triste. Con 13 años de edad, él debería cursar ya la secundaria pero se quedó “atascado” en el cuarto grado debido a sus dificultades cognitivas para comprender las matemáticas.
8. El gordo Harold
Gracias a esta caricatura fue que muchos nos dimos cuenta de que detrás de los chicos rudos y acosadores de las escuelas hay niños inseguros, que tienen que disfrazar con agresión sus miedos, y tal fue el caso de Harold.
Él es un chico muy corpulento con un carácter agresivo, y es uno de los chicos problema de la escuela. Sin embargo, en un capítulo descubrimos que en realidad sufre de obesidad y que se considera a sí mismo como un monstruo gordo y tonto. Ver llorar a un tipo rudo fue algo muy impactante para todos.
9. La nerd Rhonda
Ella es una de las chicas populares de la escuela, que siempre está a la moda. Pero en un capítulo nos dimos cuenta de que era presionada por su familia para vivir de su apariencia, y cuando tuvo que usar anteojos todo su estilo de vida se derrumbó.
10. El hombre paloma
Arnold conoció a este hombre que no tenía contacto con la sociedad, y su única compañía era las vanes que cuidaba. El chico trató de “civilizarlo” pero al darse cuenta de la crueldad de las personas este inocente hombre decidió irse volando con ayuda de sus palomas.