Debido a una espectacular carrera de casi 40 años, Marlon Brando fue considerado un icono cultural y de la cinematografía no solo en todo el mundo; tanto, que incluso después de su muerte sigue dejando un legado que sigue fascinando.
Entre sus secretos, el actor guardaba una espectacular isla, en la que lograba olvidarse del ajetreo de la fama hollywoodense e inspirar a su extraordinario talento: la isla de Tetiaroa, en la Polinesia francesa.
Marlon Brando descubrió los encantos de la Polinesia Francesa durante el rodaje de la película Rebelión a bordo (1962).
Ahí comenzó su larga historia de amor en el atolón. Una de las protagonistas de la cinta era Tarita Teriipia, quien pronto se convertiría en su tercera esposa.
Unos años más tarde, en 1966, Brando compró la pequeña isla situada a 30 millas al norte de Tahití, con un costo 200 mil dólares de la época; pero siempre tuvo la intención de dejar vírgenes los islotes de los alrededores.
Tetiaroa había sido un refugio para la realeza de Tahití por siglos, pero después de casi seis años de disputas fue arrendado a Brando, quien convirtió la isla en un pequeño pueblo que más tarde se convirtió en un hotel.
“Mi mente siempre se calma cuando me imagino a mí mismo sentado en mi isla del Mar del Sur en la noche. Si en mí está, Tetiaroa siempre será siempre un lugar que recuerde a los tahitianos de hoy y de los de hace siglos”.
– Marlon Brando
Brando se escapaba de Hollywood para llegar a este lugar, le gustaba usar el seudónimo Jim Ferguson. Amigos del actor como Quincy Jones y Robert De Niro fueron invitados a este paradisíaco escondite a que pasaran sus vacaciones, durante la vida del actor.
Brando fue un visionario del medio ambiente, nutrió la biodiversidad y la cultura de la isla e implementó temas ecológicos a través del atolón. Al proteger la isla fuertemente, Brando vivió en una cabaña en la playa como la realeza tahitiana y después comenzó a crear una construcción con lujo responsable.
Aunque la energía renovable apenas empezaba en ese tiempo, Brando introdujo agua de mar para aire acondicionado, energía solar, una central térmica de biocombustibles y una serie de ecoestaciones para la investigación y la educación en la isla.
Sin embargo, un huracán destruyó gran parte del complejo de pueblo en 1983. Y cinco años antes de su muerte, en 2004, Brando y su amigo Richard Bailey se dedicaron a la creación de la primera estación de postcarbono del mundo.
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El lugar ofrece amplias playas de arena blanca y aguas color turquesa ideales para el buceo; el complejo de la isla privada se transformó en un hotel ecológico de lujo y spa en 2014.
The Brando Resort abrió sus puertas cuando se conmemoró el décimo aniversario de la muerte del actor, y acoge 35 villas de lujo construidas al más puro estilo polinesio a lo largo de la costa de Motu Onetahi y ocultas entre la vegetación.
Cada una ha sido cuidadosamente diseñado con mobiliario confortable y servicios de lujo, como una piscina privada.
El complejo cuenta además con dos restaurantes gourmet, dos bares, un spa de lujo sobre el agua y un huerto de frutas y verduras orgánicas.
Desde su cambio de marca, el exuberante atolón ha atraído una gran cantidad de recién casados adinerados que buscan una escapada de placer y ensueño.
Incluso estrellas de Hollywood como Leonardo DiCaprio han visitado la isla.
En el spa, antiguas tradiciones polinesias se acoplan con las técnicas modernas. Masaje y de tratamiento se pueden encontrar en las villas alrededor de la laguna, así como baños de vapor y un salón de relajación con vista al mar.
Los huéspedes también pueden revitalizar sus sentidos en lo alto de las palmeras, en un refugio de yoga o una suite spa especial para las parejas.
No hay dos días en el paraíso que sean iguales; los turistas pueden encontrar distracciones sin fin, como explorar la laguna en canoa, kayak o tabla de paddle.
Hay oportunidad de ir a una ruta guiada por senderos, observar ballenas o, para los clientes conscientes del medio ambiente, sostener una charla con científicos de las estaciones acerca de su investigación sobre la vida silvestre en la isla.
Tetiaroa forma parte de las Islas de la Sociedad. Un pequeño atolón aislado, a unos 50 kilómetros al noreste de Tahití, formado por una docena de pequeñas islas que rodean una laguna, a la que se llega en avión privado.
En la exploración de los 12 islotes de The Brando, podrán caminar entre las huellas de El padrino, y es probable que todavía se sienta su glamour persistente en Tetiaroa.
Más allá de su belleza, es un lugar de biodiversidad rara y un santuario natural para las aves y la vida marina. De hecho presumen de una reserva de aves, un bosque protegido y un laboratorio que estudia cómo rentabilizar la energía.