Los inventos llevan muchos ensayos de por medio hasta que quedan en su forma definitiva. La prueba y el error es el pan de cada día del inventor y los prototipos suelen darles muchos dolores de cabeza y acarrearles muchas noches de desvelo.
Pero jamás pensaríamos que un invento de verdad consumiera la vida de su inventor de forma literal. El caso es que sí han habido mentes geniales que han muerto a manos de sus propias creaciones. Estas son 10 veces en que la ciencia y el ingenio salieron muy mal.
1. El avión de Otto Lilienthal
Este ingeniero industrial y aeronáutico alemán parecía ser el émulo moderno de Leonardo da Vinci, pues había diseñado 18 prototipos de avión basándose en el vuelo de las aves, sobre todo en la aerodinámica de las cigüeñas. De acuerdo con sus estudios, procedió a realizar varias pruebas de vuelo hasta que en 1896 Otto cayó de una altura de 17 metros y falleció al día siguiente a causa de las heridas ocasionadas por su desplome.
2. La prensa rotativa de William Bullock
Esta máquina de imprenta gigantesca era peligrosa debido a sus dimensiones y complejidad. La prensa rotativa ya había sido presentada por Richard March Hoe, pero William Bullock fue quien en verdad la dotó de vida y utilidad, dando así épocas de gloria a la industria editorial. Pero la historia tuvo un desenlace trágico, pues en 1867, Bullock se encontraba reparando un desperfecto cuando su pierna quedó atascada y fue alcanzada por la navaja automática que cortaba el papel. Las heridas causarían su muerte algunos días después.
3. El vagón del tren de Valerian Abakovsky
Hay jóvenes a lo largo de la historia con gran iniciativa y enormes capacidades que sobrepasan sus limitaciones sociales. Este es el caso de Valerian, quien propuso un modelo de vagón ultra rápido que pudiera transportar a los funcionarios rusos a grandes velocidades. Para esto, el vagón estaría dotado de un motor de avión que le brindaría la potencia necesaria para estos viajes bala. Sin embargo, durante un trayecto de prueba, el vagón acabaría por descarrilarse y mataría a toda la gente que viajaba en él, incluido el inventor.
4. Las transfusiones de sangre de Alexander Bogdanov
Este médico, filósofo, economista y político bielorruso logró grandes aportes a las teorías del conocimiento y fue precursor de la teoría de sistemas. Sin embargo, al ser médico, tenía una idea, en cierta medida, vampírica sobre el rejuvenecimiento a través de transfusiones de sangre. Su brillantez fue opacada por su muerte al contraer malaria y tuberculosis debido a las transfusiones que él mismo se practicaba y murió en 1928, dejando un gran legado intelectual y una turbia muerte.
5. La silla eléctrica de Charles Justice
A principios de 1900, Charles Justice se encontraba cumpliendo una condena en Ohio cuando sus celadores le encargaron la limpieza de la zona de ejecuciones. Fue ahí donde Justice comenzó a interesarse en el desarrollo de penas de muerte de mayor eficiencia y donde comenzó a juntar las piezas de su obra maestra: la silla eléctrica. Por su innovador invento, Justice salió libre. Sin embargo, años después volvió a la cárcel y fue condenado a morir bajo el poder de su propio invento.
6. La cama articulada de Thomas Midgley
Thomas Midgley fue un ingeniero mecánico que contrajo la polio en su edad adulta, lo que le causó inmovilidad en las piernas. Por ello diseñó una cama articulada que le ayudara a ponerse en ciertas posiciones para vivir mejor, pero lamentablemente una de las cuerdas que movía las poleas se enredó en su cuello y murió ahorcado a la edad de 55 años.
7. El submarino de Horace Hunley
Horace Hunley fue un ingeniero naval que peleó en la Guerra Civil norteamericana. A él se le tribuye la invención del primer submarino. Sin embargo, durante un ejercicio de entrenamiento derribó un barco que caería encima del submarino y lo arrastraría hasta el fondo del mar, causando su muerte.
8. El paracaídas portátil de Franz Reichelt
Franz era un austriaco que se mudó a París, Francia, donde hizo una exitosa carrera como sastre y diseñador. Sin embargo, sus ambiciones lo llevaron a pensar en diseñar un paracaídas portátil basándose en algunos diseños de Leonardo da Vinci. Armado con gran valor pero con pruebas fallidas, Franz decidió saltar desde la torre Eiffel en 1912 para mostrarle al mundo su invento. Desafortunadamente, el paracaídas no funcionó y el inventor murió en el intento.
9. El coche volador de Henry Smolinski
El Flying Pinto, como se le conoce a este auto volador, fue otro de los inventos que acabó con la vida de su creador. Henry Smolinski diseñó este carro unido a una cola de avioneta y realizó varias pruebas exitosas en él. Sin embargo, durante una de sus pruebas, el auto se separó del fuselaje y acabó estrellándose poco después de haber despegado. Las fallas en el diseño y en la soldadura del carro fueron los principales causantes de su muerte.
10. El taxi volador de Michael Dacre
Michael Dacre fue otro de los muchos nombres en el desarrollo de la aviación que en 2009 lanzó su línea de taxis voladores que harían viajes cortos y rápidos de ciudad a ciudad. Sin embargo, durante una prueba de vuelo en que dos de sus modelos volaban, uno de ellos falló y se desplomó desde una altura de 200 metros. En aquel taxi aéreo viajaba Dacre, quien murió a causa del impacto de la caída.