¿Cuántas veces hemos visto a indigentes por las calles, las plazas, pidiendo una moneda? Miles. En cualquier lugar del mundo. De inmediato pensamos que es para comprar algo de comida o para seguir consumiendo alcohol o alguna droga.
Pero pocas veces nos detenemos a pensar en las verdaderas razones por las que una persona se ve orillado a recurrir a la caridad de los demás y así poder juntar un poco de dinero. Si indagáramos un poco más en estas personas, seguro nos llevaríamos muchas sorpresas, y esta historia es una de ellas.
Una mujer de nombre Wilma Price dio a conocer la historia de Patrick, una persona sin hogar que recientemente había salido de prisión, donde estuvo dos días, acusado de introducirse a una propiedad privada. Durante los días que estuvo en prisión, su perrito Franklin fue llevado a la perrera, pues no encontraron a alguien que se hiciera responsable, ya que Patrick no tiene a nadie.
La cuestión es que para poder recuperar a su compañero, la perrera le cobra 120 dólares de multa… por ello, Patrick pedía dinero con el letrero: “Perro en la perrera. Necesito ayuda”. Wilma decidió iniciar una campaña de donación para ayudar a Patrick a través de una página en internet llamada Mr. K’s.
“Le pregunté cuánto necesitaba para tener a su perro fuera de la perrera, y dijo 120 dólares. Bueno, yo le di 8 dólares a mi nombre, y le dije que vería qué podía hacer. En un primer momento llamé a la perrera para verificar que la historia del hombre era verdad y me dijeron que sí, eran 120 dólares”.
La perrera manifestó que el costo tan alto es porque hay una tarifa por recogerlo, así como una cuota por todas las vacunas y tratamientos que el perro recibió. En general, el animal estaba en buen estado de salud, sin signos de rabia u otras enfermedades.
Wilma no tenía el dinero tampoco, así que le llamó a una amiga para pedirle ayuda:
“Le dije acerca de este tipo. Le dije que no daría marcha atrás y averiguaría la historia, y así lo hice. Tiene 30 años de edad, su nombre es Patrick. Hablé con él durante unos minutos y me dijo sus circunstancias y esas cosas y yo le dije, estoy juntando el dinero para conseguir que tu perro sea liberado”.
Todas las vacunas de Franklin le faltaban hasta la fecha y Wilma también descubrió que Patrick había pasado 2 días en la cárcel por entrar sin autorización a una propiedad, y por eso su perro fue incautado.
“Franklin es el nombre del perro. Estaba temblando cuando salió de la perrera. Estaba tan feliz de ver al hombre; a veces solo hay que cavar más profundo y hacer lo correcto en tu corazón. Ese hombre ama a ese perro: en su mochila traía el plato y los juguetes del perro, y le está ayudando al perro a enfrentarse al mundo. El hombre estaba tan agradecido que tenía lágrimas en los ojos cuando el perro salió”.
“Todos hemos estado en una mala situación en nuestra vida, así que hay que recordar siempre ayudar, nunca se sabe si esa persona sea quien te ayude después, pero sabemos que es un hecho que el hombre ama a su perro, y trató de darme el dinero que había recogido. Yo no lo aceptaría para que tal vez pudiera cenar algo esta noche. Dijo que su perro comería antes que él”.
Luego de la ayuda para liberar a Franklin, Wilma sigue apoyando, consiguiendo lo necesario para que Patrick y su perro puedan vivir de una mejor manera, por lo que ha continuado subiendo fotografías de estos buenos amigos.
Una buena causa y una gran acción de esta mujer, sin duda.