Él quería pasar tiempo en la naturaleza por un año y permaneció cerca de 30. En ese tiempo se construyó una cabaña de madera a mano, cazó, pescó, sembró y cosechó su propia comida.
Además documentó su vida en revistas y registró datos meteorológicos y naturales valiosos.
Él es Richard Proenneke, vivió hasta los 86 años de edad pero su historia no tuvo un final trágico como se ve en la película de Sean Penn sobre Christopher McCandless.
Esto es pacífico, tranquilo, la historia de un muchacho que se retiró de la carpintería en 1968 y pasó a cumplir su misión y su sueño.
“Ocho y medio millas pueden ser cubiertas en minutos en un coche en una autopista, pero ¿qué alcanza a ver un hombre? Lo que gana en tiempo lo pierde en beneficio para el cuerpo y la mente”.
– Richard Proenneke
“Demasiados hombres trabajan en partes de una cosa. Hacer un trabajo exhaustivo satisface a un hombre”.
“Me gusta trabajar por mi calor. Yo no solo sé presionar un botón o mover una línea de termostato. Yo uso la sierra de corte transversal y el hacha, y mientras recibo mi suministro de calefacción estoy trabajando con un apetito que hace a la comida sencilla tan atractiva como cualquier cosa que un chef francés podría crear”.
Vivió en su casa artesanal, compuesta por “materiales salvajes naturales”.
Se han realizado varios documentales de él como Solo en la vida silvestre, partes 1 y 2, y casi todas las imágenes fueron tomadas por el propio Dick con una cámara Bolex de cuerda; y lo mismo con la narración. Es como si se tratara del diario personal de Dick.
En 1999, a la edad de 82 años, Proenneke regresó a la civilización y vivío los siguientes años hasta su muerte con su hermano en California. Murió de un ataque en 2003, a los 86 años.
Donó su cabaña al servicio de parques y al día de hoy permanece como un lugar de visita en la remota región de Twin Lakes.