El 25 de diciembre ya pasó, pero continúa ese espíritu que te incita a comer y engordar como Santa Claus. Para algunos, estas festividades solo existen en este mes, pero no me van a negar que hay personas a las que les gustaría tener su casa tapizada de luces de colores y escarcha todo el año. Resulta que en este pueblo sí es Navidad todo el año.
Se trata de Polo Norte, una ciudad de poco más de dos mil habitantes situada en Fairbanks, Alaska. Aquí no importa el clima (casi siempre frío), mes o qué otras festividades se atraviesen, en Polo Norte siempre es Navidad y todo el año reciben las cartas enviadas a Santa Claus por niños de todo el mundo.
Las calles tienen nombres alusivos a la celebración decembrina, como Snowman Lane, Kris Kringle, Mistletoe, Holiday Road, entre otras. Además, el mismísimo Santa Claus tiene su casa en este pueblo, en el código postal 99705, donde grandes y pequeños envían sus deseos para que el taller de los elfos haga su mágico trabajo.
La historia de esta localidad se remonta a 1944, cuando recibió el nombre para atraer a empresas jugueteras a instalarse y poder incluir en el etiquetado de sus productos “Hecho en Polo Norte”. ¿Se imaginan a un niño encontrando ese distintivo al ver su regalo de Navidad? Aparentemente no fue lo suficientemente atractivo, porque ninguna empresa se instaló.
Sin embargo, ya bautizado el lugar, no había vuelta atrás, así que un hombre llamado Con Miller, junto con su esposa Nellie, hizo su negocio llamado La Casa de Santa. Aunque al principio no era más que una pequeña tienda, con el tiempo fue adquiriendo popularidad, prestigio y diversidad de productos, hasta convertirse en una auténtica tienda navideña.
Uno de los principales distintivos es la escultura gigante de Santa Claus en fibra de vidrio que hay en la entrada. Mide poco más de 13 metros de alto y es considerada la escultura de Santa Claus más grande del mundo. Según cuenta el propio sitio web de La Casa de Santa, fue elaborada por Wes Stanley, de Stanley Plastics, en 1960 y fue el prototipo de tres estatuas gigantes construidas ese año. Aunque se desconoce el paradero de estas.
Un día normal en este lugar se pasa abrigado, pues las temperaturas oscilan entre los menos 20 y los menos 40 grados centígrados. Eso sí, las horas de luz son muy contadas, pues mientras que en invierno puede haber solo tres horas de sol, en otras temporadas, la luz del día nunca se va. Así que hay más tiempo para que los elfos trabajen sin descanso.
Nota para el turista: Si vas, no es recomendable llamar elfos a los empleados de la tienda, pues se irritan muy fácilmente con ese tipo de comentarios.
Más lugares navideños
Polo Norte no es el único lugar navideño, pues en Indiana, Estados Unidos, hay una ciudad que se llama Santa Claus. La historia del nombre es bastante graciosa. En el siglo XIX, el lugar se llamaba Santa Fe, pero tuvieron que cambiar el nombre para instalar una oficina postal, ya que se llamaban igual que la capital de Nuevo México y querían evitar confusiones.
Los pobladores decidieron que el mejor nombre sería Santa Claus y fue la mejor decisión, pues desde entonces, el turismo en el lugar aumentó. Con calles con nombres referentes a las fiestas y una gran recepción de cartas, los habitantes están agradecidos con quienes visitan la ciudad y dicen que no se cansan de que el espíritu de las fiestas se disfrute todo el año.
Es el espíritu de la comunidad que continúa creciendo.