La producción cómica de Roberto Gómez Bolaños “Chespirito” es tan amplia que es imposible abarcarla toda de un solo vistazo. Además, El Chapulín Colorado y El Chavo del 8 no eran serializadas, por lo que no es sencillo seguir los acontecimientos o el desarrollo de los personajes, como el de la Chilindrina, quien vive con su papá soltero, Don Ramón.
La Chilindrina pasa por varias aventuras y hace incontables berrinches junto a sus dos mejores amigos, El Chavo del 8 y Quico, quienes también pertenecen a “hogares incompletos”, pero aunque por mucho tiempo creímos que la mamá de la Chilindrina nunca aparece, aparentemente, otro programa de Chespirito nos la presentó de un modo muy subrepticio, al menos según teorías de los fans.
Los aficionados descubren la verdad oculta en el trabajo de Chespirito
Viajando hacia el pasado, tanto de la producción intelectual de Chespirito como de los acontecimientos que ocurren durante las aventuras del Chavo del 8, podemos encontrarnos con un particular sketch durante la emisión número 11 del programa humorístico Los supergenios de la mesa cuadrada, que manejaba múltiples situaciones jocosas contadas en breves historias con una variada gama de personajes.
Los supergenios se realizó entre 1970 hasta 1971 y precedió a las aventuras del inefable Chavo y su vecindad, que vieron la luz del 26 de febrero de 1973 al 7 de enero de 1980. Cabe destacar que en ninguno de sus 280 episodios se dieron mayores detalles sobre la progenitora de la pequeña de Don Ramón, pero respecto a eso quizá Los supergenios sí tenían algo que decir en su onceavo episodio.
El sketch que no decía mucho, pero quizá lo dijo todo
En el episodio, transmitido en 1971, los actores nos muestran una pequeña riña marital entre un zapatero y su sufrida esposa. Ramón Valdés encarna a un zapatero, mientras que su esposa, interpretada por María Antonieta de las Nieves, accidentalmente lo hace tragarse los clavos que sostenía en la boca.
Luego de provocar que la dieta de su marido sea demasiado rica en hierro, el chiste es rematado revelando que el contenido de la botella de pulquito que el pobre hombre usaba para aliviar su situación contenía resistol porque su mujer había tirado el pulque la noche anterior y usó el recipiente para aprovechar. Aquí es donde entra el asunto de la ascendencia de la Chilindrina, con un casual comentario del tipo “Mi madre me advirtió que no me casara con un tipo como tú”.
¿Negaron a la Chilindrina o solo anunciaron su llegada?
Mi mamá me lo decía, ‘Ese tipo no te conviene’. En cambio ese gendarme, tan grandote y tan guapo, imagínate los hijotes que hubiera tenido, no que contigo ni hijos, viejo; síguele trabajando, ándele. No gana ni para frijoles, verdad, pero, eso sí, éntrele y éntrele a los clavos. Es el colmo.
Aunque al probable “Don Ramón” en realidad jamás le llamaron por tal nombre durante la duración del sketch, tampoco negaron que ese fuera su nombre. Por su parte, la esposa solo recibe trato de preciosa, pero su identidad no es revelada. Sin embargo, y aunque el escepticismo es comprensible, existen algunos argumentos que apoyan la teoría de que se trata de la madre de la Chilindrina, pero de una época cuando aún no tenía hijos con Don Ramón.
Las teorías de conspiración pueden tener razón
Para los escépticos que aún no están convencidos debido a la falta de pruebas, quizá valga la pena recordar algunos detalles sobre los personajes del Chavo del 8. Don Ramón no es estrictamente un zapatero, pero eso no quiere decir que no le haga a la zapatería, porque a lo largo de los años se dedicó prácticamente a todo: desde yesero hasta profesor, pasando por vendedor de globos y siempre que había que hacer algo en la vecindad, él se encargaba para pagarle algo de la renta al Sr. Barriga.
Ahora, dado que la escena nos muestra a un Ramón más joven y dedicado a llevar el pan a la casa, no extraña que esté trabajando diligentemente. Por otro lado, su esposa es igualita a la Chilindrina y junto con su forma de ser y tratar al hombre, que se parecen en extremo a las actitudes de la niña, no parece nada jalado de los pelos que nos encontremos frente a la mamá de la Chilindrina.