Sin duda, Titanic es un clásico indiscutible del cine. En nuestra cabeza están tatuadas escenas como Jack gritando “Soy el rey del mundo”, la mano de Rose en el cristal empañado y la conflictiva tabla donde evidentemente sí cabía una persona más. Nunca te los perdonaremos, Rose, aunque pasen 84 años.
No solo fue uno de los grandes éxitos taquilleros de la historia, también dio trabajo a miles de personas que participaron en el equipo creativo, técnico y una plantilla enorme de actores y extras que estaban listos para dar la ambientación de un gran crucero en el Atlántico. Pero ¿qué ha sido de esas personas a las que recordamos por sus pequeñas apariciones?
Así como los músicos que tocan su última pieza cuando se hunde el barco, también hay una escena que conmovió el corazón de millones: cuando una madre, augurando un final inminente, manda a sus hijos a dormir, tal vez en el último sueño que tuvieron. Uno de esos niños irlandeses era Reece Thompson, quien en realidad es originario de Canadá, pero que a sus cinco años quedó inmortalizado en una de las películas más recordadas.
Actualmente, Reece tiene 29 años y sigue recibiendo cheques por Titanic. A nadie le caería mal un inesperado cheque cada tres meses con las regalías que se acumulan por el cine y la televisión. Para Thompson, quien tuvo un pequeño papel con diálogo hace más de 20 años, tampoco y hasta lo considera una buena “propina”.
Es raro, porque ya no lo tengo en la cabeza. No es que esté preguntándome cuándo llega otro cheque de ‘Titanic’. Sencillamente, cuando llega digo: ‘Estupendo, 100 dólares de propina’.
—Reece Thompson
Cuando Reece llegó al set de Titanic, apenas tenía cinco años, pero ya había dado sus primeros pasos en el espectáculo. Protagonizó algunos comerciales, aunque no fue hasta que un agente de talentos lo vio en un concurso que Reece fue representado y con ello, comenzó a tener mayores oportunidades.
En una ocasión, el agente que lo representaba llegó con su madre a ofrecerle dos proyectos. Uno de ellos era un comercial con buenas ganancias, una apuesta casi segura para el chico y su madre. Por otro lado, una pequeña participación en una película de gran presupuesto. Su madre no lo pensó mucho y junto con Reece escogieron la película.
Mi madre solo decía: ‘Vamos a hacerlo y ya está. Va a ser divertido. Aunque la película sea muy mala, la veremos’. Evidentemente, acabó por ser un éxito, así que desde luego que no tomó una mala decisión.
—Reece Thompson
Claro que no fue una mala decisión, pues hoy en día, la película se sigue vendiendo en varios formatos, se reproduce en streaming y nunca falta su participación en la programación de canales de televisión. Titanic fue el filme que pudo lanzar al estrellato a un joven Leonardo DiCaprio, chavalito, chavalito. Y, por supuesto, en el que todos nos enamoramos de Kate Winslet.
Según datos de Box Office Mojo, la película recaudó 28 millones de dólares en Estados Unidos tan solo en su primer fin de semana. Reece recibió un primer pago por su participación en Titanic, pero no fue hasta percibir el gran éxito mundial que fue el filme que llegó a sus manos de niño unos 30,000 dólares en ganancias, que fueron distribuidos en cuentas de banco para él e invertidos en su educación.
Otros tantos cheques vuelven a caer a su cuenta de ahorros cada que Titanic hace una nueva jugada, como el lanzamiento del VHS y DVD, en 1998 y 1999, respectivamente. Así como un relanzamiento en DVD en 2005, un Blu-ray en 2012 y un pase para cine por el 20 aniversario de la película.
Ahora Reece suele ganar entre 200 y 300 dólares al año con los derechos de Titanic, pero no solo vive de ello, pues se ha convertido en el director de marketing digital de Brian Head Resort, un establecimiento hotelero en Utah, dedicado al esquí y al snowboarding. Sin embargo, lo más seguro es que este exactor seguirá ganando dinero mientras Titanic siga siendo rentable.
Ha habido un par de veces que me he dicho: ‘Vaya, eso es un cheque de 250 dólares. Esta película tiene 21 años (en 2018). Se me hace bastante raro. Pero esperemos que sigan poniéndola mucho tiempo, porque eso significa más dinero para mí.
—Reece Thompson