Mientras que muchos hicieron largas filas durante horas y pagaron para ver la película Endgame, otros en una ciudad de Filipinas ya la estaban disfrutando en televisión… un día después del estreno.
Ni siquiera los suscriptores de Netflix o los servicios de entretenimiento más caros del mundo pudieron competir con un canal de cable en la ciudad de Dipolog, en Filipinas, pues Orient Cable and Telecommunicatiosn Inc. transmitió por televisión Avengers: Endgame.
La película era una copia pirata, de esas que están grabadas con un celular en el cine y en la que tal vez no faltaron los efectos especiales de un niño llorando o una persona que se levanta y tapa la pantalla. Mientras la gente se esforzaba para conseguir un boleto en el cine, los suscriptores de Orient Cable solo tuvieron que encender su televisión.
Cuando los encargados de cines, especialmente los del Teatro de Dapitan, se dieron cuenta de lo que estaba pasando, acudieron a las autoridades para cortar la transmisión. El canal de televisión tuvo que suspender la película y en su lugar pusieron una cinta vieja de un superhéroe filipino, muy originalmente llamado Capitán Barbel.
Ahora enfrentan una demanda por haber infringido al menos tres leyes filipinas de propiedad intelectual, delitos cibernéticos y grabación ilegal de videos.
No solamente los representantes de la industria cinematográfica se molestaron por esta transmisión, sino que también la gente le reprochó a Oriente Cable por echar mano de la piratería con tal de aumentar su audiencia.
Reporteros de la Agencia de Noticias de Filipinas acudieron a la empresa para obtener una respuesta, pero hasta ahora la administración de la compañía no ha hecho declaraciones oficiales.
Quisieron sumarse al furor de Endgame y ganar a cualquier costo; pero, como Thanos después de su primer chasquido, por su hazaña lo perdieron todo.