El aventurero Bear Grylls dijo estar “avergonzado” de haber apoyado al veganismo y escribir un libro sobre cocina verde en el que criticaba a las personas con dieta cárnica. La estrella de televisión dejó a un lado la alimentación basada en plantas y regresó al consumo de carne roja, con la que dice sentirse mejor y en un estado más saludable.
En una entrevista con PA, compartida por Telegraph, Grylls habló sobre su pasado con la dieta vegana, que practicaba por el cuidado del medio ambiente y su salud. Pero ahora dice que se siente “avergonzado”, ya que con el tiempo, la experiencia, el conocimiento y el estudio, se dio cuenta de que “estaba equivocado en ambos aspectos”.
En 2015, Grylls publicó un libro llamado Fuel for Life, en el que promovía una vida sin lácteos, trigo y azúcar. En las páginas escribió sobre la industria de la carne, que desarrolló formas “muy poco naturales” de criar, mantener y matar animales. Sin embargo, el presentador ha dejado este estilo de vida atrás y optado por regresar a los alimentos de origen animal, ya que sentía que las verduras no la daban “buenos nutrientes” en comparación con la carne.
He intentado escuchar más a mi cuerpo, he intentado escuchar a la naturaleza y no echo de menos las verduras para nada. No me acerco a ellos y nunca me he sentido más fuerte, mi piel nunca ha estado mejor y mi intestino nunca ha estado mejor.
—Bear Grylls
Según los informes, mientras Grylls llevaba una vida vegana, “levantaba la nariz” cuando sus compañeros del set comían salchichas. Actualmente, el aventurero se ha alejado de los alimentos procesados y ha dejado la carne roja y el hígado predominantes en su plato, así como otras opciones naturales como frutas, miel “y ese tipo de cosas”.
En 2016, en una entrevista con GQ para promocionar su libro, Grylls mencionó practicar la “regla 80/20”; el 80 por ciento del tiempo comía saludablemente y el 20 por ciento restante se daba el placer de “hacer trampa”. Tras el paso de los años, admitió que la mayor parte del tiempo estaba “básicamente muerto de hambre”. Además, explicó que este método lo dejaba con hambre el 80 por ciento del tiempo y el resto lo compensaba con un atracón. “Eso no es bueno para el cuerpo”, explicó.
Y ahora me doy cuenta de que siempre estoy lleno cuando como tanta carne, huevos, mantequilla, fruta y miel; nunca tengo hambre. Salgo y pido tres hamburguesas y me deshago de todos los panes y las papas fritas y me quedo solo con las hamburguesas. No tengo antojo de comida chatarra.