En septiembre de 2008, el baterista de Blink 182, Travis Barker, estuvo involucrado en un mortal accidente de avión en California, EU, en el que murieron cuatro personas, incluyendo los dos pilotos, el guardia de seguridad del artista y su asistente.
Barker escapó con vida, pero el accidente lo dejó con quemaduras graves en más del 65 por ciento de su cuerpo.
Pasó por una rigurosa rehabilitación de cuatro meses en un centro para quemaduras y se sometió a 27 cirugías.
Además, luchó contra el trastorno de estrés postraumático y la culpa, pues es un estado normal de los supervivientes al saber que sus compañeros murieron en el accidente. Se puso tan mal que los médicos tuvieron que retirar su teléfono de la habitación porque estaba tratando de sobornar a sus amigos con un millón de dólares para que le ayudaran a morir.
Los especialistas le recetaron medicamentos para tratar los desórdenes mentales que presentó después del suceso, pero posteriormente de que fuera dado de alta del hospital, Barker comenzó a automedicarse y no con medicina convencional sino con drogas, fiesta y alcohol; un círculo vicioso que comenzó a empeorar las condiciones médicas de las que él no estaba enterado.
Tenía la enfermedad degenerativa del ‘esófago de Barrett’, una condición en la cual el tejido del esófago cambia sus condiciones pareciéndose al tejido de los intestinos. Dicha afección puede conducir eventualmente a un cáncer mortal.
En un episodio de la serie televisiva The Doctors, Barker dijo:
“Decidí renunciar a mis medicinas, cuando los médicos dijeron: ‘probablemente tendrás que tomar estos fármacos por el resto de tu vida, porque has pasado por una experiencia tan horrible y estás luchando contra un desorden bipolar. Probablemente nunca volverás a tocar la batería, nunca volverás a correr’. Entonces comenzó el desafío en mi mente, solo para demostrar que estaban equivocados.
Literalmente tenía un porro de marihuana en mi mano y el médico me decía cosas como: ‘Travis, ¡este es tu disparo de advertencia! Deja de fumar ahora’, y yo le decía: ‘¿Como ahora?’ ‘¡Sí, ahora mismo!’. De hecho el café fue un gran detonante para darme cuenta de todo el ácido en mi esófago. Ni siquiera sabía que tenía el ‘esófago de Barrett'”.
Ahora Barker dice que a sus 41 años de edad es “10 veces más saludable” de lo que era a los 20. Hasta la fecha practica cerca de cinco horas al día. Además:
“Me gusta correr mucho. Me gusta correr, me gusta el boxeo. “
Sin duda, ahora es dos veces mi ídolo.