Tal vez pienses que el trabajo tanto de los actores como actrices del cine y televisión es sencillo y glamuroso. Aunque hay un poco de verdad en ello, la realidad es que si quieren brillar en su trabajo, deben sumergirse por completo en sus personajes y brindar la actuación de su vida.
Esto suena fácil si trabajan para alguna comedia romántica, pero cuando hablamos de dramas y películas más serias, algunos actores tuvieron graves problemas físicos y psicológicos por haberse metido tanto en su papel que tuvieron que pedir ayuda psicológica y médica para superarlos.
1. Natalie Portman – El cisne negro (2010)
Este es, sin duda, uno de los papeles más importantes en la carrera de Portman, al grado de ganar un premio Óscar por su impecable actuación. El problema es que no todo fue glamuroso durante la filmación, ya que la actriz estuvo expuesta a un horario excesivo de trabajo, entrenamientos y dietas rigurosas que por poco la vuelven loca. “Al aceptar la película no sabía en lo que me estaba metiendo”, dijo Natalie en una entrevista. Además de ir a clases de ballet dos horas al día, también hacía cinco horas de ejercicio y natación. A eso súmenle las 15 horas diarias de rodaje. No conforme con eso, Darren Aronofsky, director del filme, la aisló de sus compañeros de rodaje para acercarla al estado mental de la protagonista.
2. Rooney Mara – La chica del dragón tatuado (2011)
La actriz es conocida por ser muy profesional y siempre tratar de darle un toque auténtico a sus personajes. A eso súmenle que en esta película le tocó trabajar con el director David Fincher, conocido por ser excéntrico y exigente con su elenco.
Rooney se preparó como nunca para darle vida Lisbeth Salander y no solo memorizó sus diálogos a la perfección, también aprendió kickboxing, a andar en moto y cambió su físico al punto de lucir irreconocible. Con la gran versatilidad que la caracteriza, la actriz se cortó el pelo, se tiñó las cejas y se perforó la cara para lograr una transformación creíble. Además, se dejó absorber por completo en las grabaciones, ya que su jornada laboral duraba por lo menos 16 horas diarias y solo tenía un día de descanso a la semana. Suponemos que volver a la realidad debió ser un trabajo aun más complicado.
3. El elenco de Atrapado sin salida (1975)
Esta adaptación de la novela de Ken Kesey habla de un drama que ocurre en un hospital psiquiátrico que es regido por la estricta enfermera Ratched, que suprime sutilmente las acciones de sus pacientes a través de una rutina pasiva-agresiva, intimidándolos por completo. Esta película fue filmada en un verdadero manicomio y los actores estuvieron en la misma sección de los pacientes, convivían y comían con ellos y los doctores. Además, entraban a la terapias.
Todos los miembros del elenco se vieron tan inmersos en la experiencia que el mismo Jack Nicholson, actor principal de la película, no podía distinguir quiénes eran actores y quienes verdaderos pacientes. Es más, hay quienes dicen que Nicholson estaba tan comprometido con su trabajo que tomó la drástica decisión de someterse a terapias de electrochoque, como su personaje, con el fin de darle más realismo.
4. Daniel Day-Lewis – Mi pie izquierdo (1989)
Daniel Day-Lewis es otro de los actores que se mete de lleno en las experiencias de sus personajes para retratarlos tal y como eran. Un ejemplo muy evidente fue cuando encarnó al artista irlandés Christy Brown, que sufría de parálisis cerebral y solo podía mover su pie izquierdo, con el que aprendió a escribir y pintar. El actor se adentró tanto en el personaje que optó por dejar de moverse y postrarse en una silla de ruedas en una postura incómoda. Además, contrató a un cuidador que lo ayudó a entender aquel estilo de vida y pidió ser alimentado con papillas.
El resultado fue una actuación magistral, de eso no hay duda, pero al terminar las grabaciones, el actor pasó un mal rato intentando regresar a la normalidad. No solo estaba cansado físicamente por pasar tanto tiempo en la silla de ruedas, también se había acostumbrado a no hacer las cosas por sí mismo.
5. Christian Bale – El maquinista (2004)
Este es uno de los casos más conocidos de Hollywood en el que un actor cambió por completo su aspecto físico y sacrificó su salud mental. Para esta película, Christian Bale tuvo que perder 30 kilos y llegó a pesar únicamente 55 kilogramos. Para lograrlo, el actor confesó que solo consumía una manzana y un vaso de whisky al día. Pronto comenzó a debilitarse, al grado de no poder estar de pie por mucho tiempo y se quedaba dormido a todas horas.
Bale comenzó a desarrollar una obsesión por estar delgado para el papel, un síntoma relacionado con la anorexia. Al finalizar el rodaje, el actor tuvo que someterse a terapia y un régimen alimenticio adecuado para recuperar su peso. Confesó que no le gustaría volver a atravesar por una experiencia similar.
6. Shia LaBeouf – Charlie Countryman (2014)
Conforme la fama de Shia LaBeouf crecía, también lo hacía la complejidad de sus personajes. Pero Shia es de los que se sumerge de lleno en su trabajo, tanto así que es capaz de cambiar su físico por él, como en la película Fury, donde se sacó un diente, se cortó la cara y dejó de bañarse. ¿Había necesidad? No, pero su actuación fue bastante aclamada.
La dinámica se repitió en la película Charlie Countryman, que sigue la historia de un hombre que se libra de una vida aburrida con la ayuda de sustancias alucinógenas. No sabemos a ciencia cierta si el papel tenga algo que ver, pero para ese entonces, Shia comenzó a abusar de sustancias prohibidas, afectando su trabajo. Aunque se justificaba diciendo que sus acciones eran porque estaba intentando “entrar en la mente” del personaje, la realidad es que estas adicciones comenzaron a causarle problemas fuera de la pantalla y se vio involucrado en algunos actos escandalosos al grado de ser detenido por su mala conducta.
7. Alex Wolff – Hereditary (2018)
Las películas de terror, sobre todo las de terror psicológico, resultan ser muy agotadoras no solo para el espectador, también para los actores que participan en ella. Muchos directores intentan crear ambientes de suspenso durante los rodajes para captar reacciones reales de los actores y actrices, quienes terminan metiéndose en sus personajes aunque no lo quieran. Eso es justo lo que le pasó a Alex Wolff durante la filmación de Hereditary, un thriller psicológico sobre una familia que es asechada por unos extraños entes.
Wolff ha declarado en múltiples ocasiones que este filme lo llevó a un fuerte desgaste emocional, al punto de sentirse agotado y miserable, deseando que la pesadilla acabara pronto. Si bien, la película fue un éxito comercial, tal vez Alex la piense dos veces antes de volver a participar en un proyecto similar.
8. Bill Skårsgard – IT (2017)
Bill dio una tremenda actuación al interpretar a Pennywise, el payaso del remake de IT. Parte de esto se debe al trabajo de maquillaje y caracterización por el que tuvo que pasar el actor para lucir aterrador. El resultado fue tan convincente que él mismo no se reconocía en el espejo y comenzó a tener pesadillas sobre su personaje. A eso súmenle que Bill intentó no inmiscuirse mucho con sus compañeros de rodaje para que el personaje no perdiera su magia, así que el aislamiento también provocó estragos emocionales y le costó deshacerse de ellos al finalizar las grabaciones.