Una carrera en el mundo del espectáculo no es algo sencillo de sostener y no han sido pocas las celebridades que han llegado hasta la cima solamente para caer con todo el peso de la fama hasta la ignominia. Tal es la naturaleza de Hollywood.
Estos 12 actores y actrices tenían todo para triunfar y mantenerse en su duramente ganado espacio en el corazón del público, pero por una u otra razón, ya sean sus problemas, estilo de vida o incluso alguna decisión fatal, terminaron tocando fondo, para sorpresa de todos.
1. Wesley Snipes
Estrella del cine de acción de los años 90. Snipes fue descubierto en los 80 por Spike Lee debido a su participación como “Mini Max” en el video musical Bad (1987) de Michael Jackson. A partir de ahí nació su exitosa carrera hasta los 2000, con títulos como Los blancos no saben saltar (1992), El demoledor (1993) y Blade (1998).
Pero en Estados Unidos, los impuestos son sagrados y ni siquiera una consagrada estrella de acción puede triunfar contra el fisco. En 2008, con 45 años, el actor fue acusado de seis cargos de mala conducta, fraude fiscal y conspiración, por lo que, se dice, pudo haber pasado 16 años tras las rejas. Finalmente penó solo tres años, equivalentes a los tres años en los que ocurrió su evasión de impuestos (hablando del ojo por ojo). Por obvias razones, su encarcelamiento afectó a su carrera, que el actor de 59 años aún hoy intenta reconstruir.
2. Robert Blake
Blake inició su carrera como actor infantil en su papel de Toto, un papel sin crédito al final en la comedia romántica Bridal Suite, de 1939. Esa primera incursión en el séptimo arte le ayudó a iniciar su carrera, pues pasó de ahí a los famosos cortometrajes de La pandilla, serie de la que llegó a ser el personaje principal y lo llevó a otros papeles infantiles a lo largo de los años. Su carrera como actor adulto, luego de su servicio en el ejército, fue prolífica hasta los 90.
En 2002, un año después del asesinato de su segunda esposa, Bonnie Bakley, Blake fue arrestado y acusado por el crimen, del que fue exonerado en 2005, pero terminó siendo demandado por los cuatro hijos de su finada cónyuge, llevándolo a la bancarrota. En 2019, el actor dijo “Tengo 85 años, me siento apaleado por los mil demonios, pero aquí sigo” y se declaró listo para volver a la actuación, aunque a la fecha eso no se ha materializado.
3. Lindsay Lohan
Lohan apareció en cerca de 100 comerciales de televisión y participó en la serie Another World en 1996, para luego interpretar a las dos hermanas protagonistas de la comedia romántica Juego de Gemelas (1998), lo que la metió de lleno en el negocio de la actuación, empleada por Disney, principalmente.
Para 2013, los problemas legales de la actriz se habían multiplicado, teniendo entre otros, acusaciones de conducir en estado de ebriedad, conducción irresponsable y robo en tiendas de autoservicio. Entrando y saliendo de rehabilitación (que ella considera “inútil”), ha ido perdiendo popularidad y sus intentos de regresar al nivel de “sus viejos tiempos” simplemente no han sido exitosos.
4. Amanda Bynes
Bynes inició su carrera en televisión como actriz infantil en los años 90, en el show de Nickelodeon Todo eso. Además, protagonizó El show de Amanda. Posteriormente, su popularidad se dispararía con su participación en el sitcom Las travesuras de mi hermana, a principios de los 2000. Dos años después inició su carrera cinematográfica en Lo que una chica quiere (2002) y protagonizó éxitos como Una chica en apuros (2006), Hairspray: Suéltale el pelo (2007) y Se dice de mí (2010).
Su carrera empezó a irse abajo luego de ser acusada de conducir en estado de ebriedad en 2012. En 2013 fue acusada de poseer marihuana y el mismo año fue acusada de iniciar un incendio. Después de todo esto, la actriz fue hospitalizada para su evaluación mental. Por años ha tenido que lidiar con sus problemas de abuso de sustancias, entre ellas éxtasis y Adderall, pero ahora lleva vario tiempo limpia y hasta fue liberada de su tutela legal que puso sus vida bajo el control de sus padres.
5. Tila Tequila
La modelo, hoy de 40 años, comenzó su carrera a los 18 años, incursionando en el mundo del entretenimiento para adultos en las páginas de Playboy. Además de su carrera de modelaje, empezó a hacer apariciones en televisión, sobre todo en reality shows. Pero eso no es todo, pues también se convirtió en una celebridad de MySpace e inició una carrera musical. ¿Qué fue lo que hizo mal?
Bueno, de un modo inesperado, Tequila empezó a mostrar abierta y orgullosamente su simpatía por el nacional socialismo y por su líder histórico, Adolf Hitler. Sobra decir que ser abiertamente racista jamás sirvió bien como plataforma mediática y de relaciones públicas para una carrera artística exitosa y todo empezó a frenarse y desmoronarse a partir de ahí.
6. Megan Fox
En una entrevista de 2009, al preguntársele sobre su trabajo con el director Michael Bay, la actriz contestó que el cineasta era un megalómano napoleónico que quería “crearse una reputación de loco infame” y abundó “quiere ser como Hitler en sus filmaciones y lo es”.
Se supone que Bay no se lo tomó tan mal y quiso a Fox de vuelta en Transformers: el lado oscuro de la luna (2011), pero fue desautorizado por el productor Steven Spielberg (famoso por su animadversión hacia los nazis). A partir de entonces, sin importar el trabajo de su equipo de relaciones públicas, la carrera de la actriz no ha vuelto a brillar como antaño.
7. Paul Reubens
Reubens fue un comediante reconocido y tuvo un éxito increíble con su personaje insignia, Pee Wee Herman, a quien encarnaría en su clásico programa El show de Pee-Wee Herman. El actor era un ícono cultural, no en poca medida debido a la película del entonces prácticamente desconocido Tim Burton, La gran aventura de Pee-Wee (1985).
A partir de su arresto en 1991 por indecencia pública (cargo que siempre negó), el actor y su personaje Pee-Wee empezaron a ser vistos con otros ojos por el público, por lo que no ha vuelto a tener el mismo nivel de aceptación que en sus años dorados durante los 80.
8. Gilbert Gottfried
El comediante, que actúo en múltiples producciones cinematográficas y de animación (como actor de voz), es bien conocido por su participación en la trilogía de Mi Pobre Diablillo y en Aladdín (1992) de Disney. Se ganaba la vida con papeles en la pantalla, como voz de la mascota de la compañía de seguros Aflac, el pato Aflac, y con su participación en shows de comedia de improvisación.
Su popularidad (y su trabajo) se vieron comprometidos luego de una serie de comentarios políticamente incorrectos en Twitter, donde empezó a bromear acerca de la catástrofe causada por un terremoto y un tsunami en Japón en 2011 (tragedia que se cobró la vida de al menos 3000 personas). Sus insensibles tuits iban en el tenor de “Japón es realmente avanzado: los japoneses no van a la playa, la playa va a ellos”. Aflac despidió a Gottfried por sus comentarios de mal gusto y a partir de entonces, el público simplemente ya no pensó que el cómico “fuera tan gracioso”.
9. Ingrid Bergman
La actriz de origen sueco logró notoriedad apenas seis años luego de iniciar su carrera a los 16 años. Bergman triunfó en Estados Unidos al estelarizar en Casablanca (1942) de Michael Curtiz y a partir de entonces, con una postulación a los Óscar, su carrera se disparó, ganando posteriormente tres estatuillas doradas. Aunque su éxito inició al interpretar dramas románticos, cuando su propio drama comenzó, fue el principio del fin para su carrera.
En 1949 conoció al director Roberto Rossellini, de quien se enamoró, y en 1950 dio a luz a un hijo mutuo con él. Sin embargo, abandonó a su primera hija y a su marido, Peter Linström. Todo esto acabó en desastre y controversia, que la marcaron como indeseable en Estados Unidos, país que vio nacer su leyenda, y aunque jamás abandonó su vocación de actriz, nunca volvió a ser tan popular como antes.
10. Paula Deen
Algo así como “La Chepina Sureña de Estados Unidos”, Paula Deen tenía su marca característica, restaurantes y hasta un programa de cocina por televisión (La cocina casera de Paula) que le permitía comunicarse con miles de hogares para compartir sus recetas y sus tips culinarios. Además, a diferencia de Chepina, tuvo el beneficio de ser tomada en cuenta para diversos programas de televisión más grandes que el propio, como Top Chef y MasterChef. Incluso actúo como “la tía Dora” en Elizabethtown (2005).
Así como otras estrellas, Deen perdió gran parte de su brillo por un escándalo: fue demandada por un exdirector de un restaurante suyo, quien alegaba que la chef era racista y que todo el tiempo utilizaba la palabra “negro” (haciendo referencia a personas de la comunidad afroamericana). La mujer perdió mucha popularidad ante los ojos de las minorías estadounidenses y, peor aún, de las cadenas de comunicaciones, en particular de Food Network, que se negó a renovarle el contrato. A partir de su entrada en la lista de “celebridades racistas” del público en 2012, a la empresaria de la cocina no le ha ido tan bien.
11. Brendan Fraser
Brendan Fraser fue un doble que, por su físico y su buena disposición a hacer prácticamente cualquier locura que le pidieran que hiciera, saltó a la fama en los 90 y la mantuvo por buena parte de los 2000, en gran medida debido a su clásica actuación en La momia (1999). Su carrera fue frenética, prolífica y exitosa, hasta que, insospechadamente, desapareció de las pantallas alrededor del 2011.
Luego de algún tiempo desaparecido del ojo público, ya por 2018, Fraser ha retomado su carrera y reveló que llevar su insostenible ritmo de trabajo, rechazar papeles clave y la resistencia del medio hollywoodense a emplearlo (lo que sospecha fue en gran parte por influencia de Philip Berk, quien intentó abusar del actor durante una entrega de los Globos de Oro) fueron las razones de su desaparición en los 2010.
12. Michael Richards
Richards fue parte de Seinfeld, uno de los shows de comedia más influyentes de su tiempo y al que muchos consideran de las mayores influencias sobre lo que es el género hoy en día. Actuando como Cosmo Kramer, el excéntrico vecino de Jerry Seinfeld, Richards alcanzó la cúspide de su carrera… y luego, prácticamente, desapareció. Con tan solo ocho semanas al aire, El show de Michael Richards (2000), su serie de consolación por haber sido parte de Seinfeld, fracasó. El comediante terminó regresando a la comedia en vivo, donde puso el último clavo en el ataúd de su propia carrera.
Durante una de las participaciones del comediante en The Laugh Factory en 2006, un miembro del público despertó su ira. Al defenderse del ataque de Richards, el agraviado parroquiano le imprecó que el actor no era gracioso y que lo único que tenía de interesante era Seinfield, a lo que el actor contestó: “Eso te ganas por interrumpir al hombre blanco, n**ro, ¿qué no lo sabías?”. Todos conocemos el resto de la historia. Más tarde, el comediante pidió disculpas hasta por los codos, en todos los espacios públicos que pudo, pero nunca recuperó la aprobación de los fans ni volvió a sonar su teléfono con ofertas de trabajo. A la fecha sigue asegurando que no es racista.