Honestamente, hay gente que vive verdaderos infiernos y el modo en que la “generación de cristal” sufre los horrores del hoy en día es especialmente estresante, sobre todo, para sus miembros más sensibles, quienes gustan de vivírsela dentro de las redes sociales y, evidentemente, les falta tiempo en “la sociedad real”. Tal como le ocurrió recientemente a una influencer que no dejó de sorprender con su infinita puerilidad al “intentar hacer el bien” sin que “nadie se dejara”.
Teniendo en mente el lema “más vale dar que recibir”, la joven influencer londinense Amelia Goldsmith se lanzó al súper de su localidad a pagar por los víveres de “algunos desconocidos”, pero terminó llorando cuando “el amable gesto” que intentó ofrecer para promocionarse en TikTok no le funcionó, pues la gente, aparentemente, no estaba interesada en recibir su caridad. El rechazo fue tan evidente que la chica terminó estallando en llanto tras ser negada repetidamente.
La “caridad” que nadie le aceptó
Voy camino al supermercado para comprarle la comida a alguien, porque ya sabes, simplemente quiero hacer algo lindo. Solamente espero que no empiecen a verme como si fuera ‘una rarita’ cuando les diga que quiero pagar su comida.
– Amelia Goldsmith
La primera persona a la que se acercó, un hombre, recibió la nerviosa propuesta de Goldsmith de pagar su compra con escepticismo “¿Por qué quieres pagar mi compra?”, a lo que la influencer contestó: “Porque quiero hacer algo bueno”. Al desconocido, evidentemente, le pareció algo extraño, por lo que la rechazó terminantemente: “No será necesario, puedo pagarlo yo mismo”. Ese rechazo rompió los nervios de la muchacha, pero aun así se acercó a otras dos personas que igualmente se rehusaron a su ofrecimiento de ayuda. “Me miran como un bicho raro”, dijo Goldsmith, cariacontecida.
“Esto definitivamente no está yendo del modo que esperaba”, dijo la influencer tras su tercer intento infructuoso. De hecho, todas sus intentonas de “quedar bien frente a la cámara ayudando a extraños” resultó en desastre, pues los desconocidos simplemente “parecían dudar de sus buenas intenciones” y la influencer interpretó su escepticismo como que “la estaban juzgando” o incluso como una actitud animosa en contra de ella. A estas alturas, Goldsmith ya estaba hiperventilando.
La tercera es la vencida, ni modo, “plan B”: Llevar todo al banco de comida
Luego de varios intentos de que la gente aceptara su caridad, mientras grababa todo el asunto para promocionarse, Goldsmith decidió darse por vencida y simplemente dijo: “¿Saben qué? Me voy por algo de pasta y salsa para ver si puedo llevarlo al banco de comida, porque simplemente parece que nadie quiere aceptar que les pague su cuenta hoy”. Luego de grabarse poniendo toda su compra en el receptáculo para el banco de comida, se puede escuchar que al fin alguien “le reconoce su esfuerzo”, pues un hombre le dice: “Dios la bendiga”, al terminar su faena.
Probablemente, esta hubiera sido la mejor opción desde el inicio, pues en el banco de comida nunca rechazan tu ayuda y siempre son agradecidos. Sin embargo, evidentemente, esta no fue su primera opción porque simplemente no es “tan emocionante” o “no se vende tan bien” como cuando te acercas a una persona en particular y esta empieza a agradecer efusivamente “tu gran generosidad”. Pero bueno, si el objetivo era hacer una buena obra, al final del día se logró, aunque Goldsmith de plano no se veía satisfecha y a continuación explico por qué.
No le salió su “experimento social”: Esperaba que se emocionaran y se deshicieran en agradecimientos
Las impresiones de Goldsmith cuando por fin se alejó del supermercado para narrar su experiencia fueron que “La primera persona a la que intenté pagarle su compra se portó casi literalmente enojado conmigo, mientras que la segunda me volteó a ver y me miró como si fuera una idiota o una ‘rarita’. Aunque ella no dijo nada, pude notarlo en su actitud, de plano no quería que le pagara nada”. Ella misma reflexionó “Es un resultado extraño, pero al final sentí que hice algo de bien”, tras decir eso, empezó a llorar, diciendo “son demasiadas emociones”.
Las reacciones de la gente a este video no han sido nada favorables hacia la influencer, pues señalan que “todo lo que ella quería era llamar la atención”, por lo que le recomendaron que si quiere llevar a cabo buenas acciones, lo haga aunque sea fuera de cámara y que no busque el agradecimiento “como pago” por su ayuda. A final de cuentas, Goldsmith terminó con un colapso nervioso, pero al menos entendió que si vas a hacer el bien sin ver a quién, no hace falta grabarlo.