La nueva tendencia millennial es postergar el mayor tiempo posible el tener hijos, o simplemente tomar la decisión de no tenerlos. Una nueva investigación confirma que probablemente sea lo mejor para toda o la mayoría de esta generación.
El estudio publicado en la revista académica Demography, sugiere que ser padre podría ser más catastrófico que si te llegas a divorciar de tu pareja.
La investigación que se llevó a cabo en Alemania, un país que recientemente superó a Japón como el país con la tasa de natalidad más baja del mundo, afirma que: “una caída en el bienestar que rodea el nacimiento de un primer hijo, predice una menor probabilidad de tener otro hijo”.
Por otra parte, los datos revelaron que existe una gran diferencia entre aquellos que cuentan con una educación superior, por lo que pueden adaptarse más fácilmente a la idea de procrear.
El estudio se propuso comprender la diferencia entre la cantidad de hijos que la gente quiere y la cantidad que terminan teniendo.
Los investigadores descubrieron que la gente quería un promedio de dos hijos, pero el resultado arrojó que en realidad los padres tenían uno y posteriormente pensaban nunca más tener otro.
Se pidió a los participantes que calificaran su bienestar general en una escala de 1 a 10 en el transcurso de aproximadamente cinco años: tres años antes del nacimiento de su primer hijo y los dos posteriores.
Resultó que la caída de la felicidad de los nuevos padres fue mucho más allá de lo que todos esperaban, pues todos coincidían haber perdido el sueño por momentos temporales después del nacimiento de sus primogénitos.
Mientras que alrededor del 30 por ciento de los nuevos padres en el estudio informaron sentirse bien o mejor que antes del nacimiento de sus hijos. En promedio, los nuevos padres sufrieron una disminución de 1.4 unidades de felicidad.
Si se comparan los resultados con estudios similares, tener un hijo es algo más terrible que un divorcio o una ruptura amorosa, incluso peor que perder tu trabajo o la muerte de tu pareja.
De manera literal, el estudio dice:
La naturaleza continua e intensa de la crianza de los niños en el primer año fue estresante para la mayoría de los padres, especialmente para aquellos que tenían un conocimiento limitado sobre el cuidado del bebé y el apoyo social.
Otros factores importantes para posponer temporal o permanentemente tener más hijos, fueron problemas para amamantar, privación del sueño, depresión, aislamiento doméstico y ruptura de relaciones.
Cabe señalar que la investigación se refiere a la dificultad de ser un padre primerizo, por lo que también sugiere que al pasar del tiempo, cuando los niños han crecido, la experiencia tiende a ser más feliz y divertida la vida de los padres.