Tras divorciarse y perder la custodia de sus hijos, Keith Rocheville, un hombre de 40 años había perdido completamente sus ilusiones y su vida parecía irse al rotundo fracaso.
En medio de la nada, sin esposa, hijos y ningún trabajo con el cuál mantenerse, este hombre no sabía qué hacer para salir adelante.
Hoy es un carpintero en Saint Louis, Estados Unidos, y tiene un sueldo con el cual paga la manutención de sus hijos. Incluso se llegó a convertir en un luchador de las artes marciales mixtas de la MMA.
Pero para poder llegar hasta ahí, tuvo que atravesar los momentos más difíciles en los que se pudo haber enfrentado en toda su vida.
Hace ya dos años y medio Rocheville se aferraba a salvar un matrimonio que ya no tenía solución, y en medio de esta pelea se encontraban sus dos hijos, entre tantas discusiones y poca soluciones, fue ganando peso y su estrés y depresión se hacían más grandes, debido a que había perdido la custodia de sus niños.
Keith se dedicaba a la construcción de casas, tenía una familia estable y una casa en la que vivían mejor que nunca; sin embargo, esto no funcionó. Al poco tiempo perdió su empleo y la casa por las deudas, además se había atrasado en la manutención de sus hijos, por lo que le era imposible mantener su estilo de vida y tuvo que regresar a vivir a la casa de sus padres en California, a los 38 años de edad.
Hundido en una total desesperación, frustrado por no lograr conseguir un trabajo y por tener antecedentes delictivos importantes, comenzó a ejercitarse. Su intención era poder despejarse para seguir adelante en la vida. Esto le ayudó a perder algunos kilos, pero no su preocupación; por lo que inició una rutina que consistía en correr por las mañanas y por las noches.
Meses más tarde se regresó a Saint Louis para intentar rehacer su vida como soltero, unos amigos le dieron acogida, y fue ahí donde surgió la idea de ser un luchador de la MMA. Inspirado por el estilo de vida sano que llevaban sus amigos y por la motivación que recibía de ellos, comenzó a entrenar duro hasta lograr un cuerpo digno de un luchador.
Al poco tiempo consiguió trabajo como carpintero. Con su primer sueldo comenzó a pagar la deuda de manutención de sus hijos, era muy poco, pero por lo menos tenía un trabajo seguro.
Siguió con sus entrenamientos y buscando oportunidades para ingresar a la MMA hasta que lo consiguió.
Para ese entonces ya había conseguido bajar 30 kilos, su transformación fue sorprendente y hasta cierto punto inimaginable. Jamás pensó en poder lograr lo que con mucho esfuerzo y tras un año de entrenamientos había hecho ya.
Inicialmente pesaba 99 kilos, y tras un año logró los 66 kilos el peso pluma para las competencias de la MMA.
Llegó momento de enfrentarse en su primera pelea, y Filadelfia fue el lugar que lo vio caer por primera vez en un año y medio. Su ansiedad por probarse así mismo que era capaz de hacer fue el que le dio su primera derrota, sin embargo esto no lo desmotivó; al contrario: con la derrota logró darse cuenta que no solo al momento de entrar al cuadrilátero no tenía disciplina alguna, tampoco en la vida la tenía.
Y pese a que muchos creyeron que la derrota en su primera pelea le cerraría las puertas, solo fue el inicio de su carrera. Hoy Keith Rocheville gana dinero a través de las peleas para lo cual lo contratan y sigue como carpintero el resto de la semana. Aún no tiene el dinero suficiente para independizarse, pero sigue pagando las manutenciones adeudadas.
En febrero irá de nuevo a la corte, y espera poder ver a sus hijos, a quienes no ve desde el divorcio por cuestiones de la custodia.
Ellos se han convertido en adolescentes, por lo que dice no será fácil intentar entrar en sus vidas; sin embargo, no pierde la esperanza de recuperar a sus hijos.