Estamos de acuerdo en que un varón sin panza es como un cielo sin estrellas; sin embargo, existe una línea que separa tener una complexión robusta y tener un problema de obesidad. Hay quienes se dan cuenta de esa diferencia y deciden esforzarse hasta que logran reducir su exceso de peso.
Para estas veinte personas lo que comenzó como un sacrificio por su salud terminó siendo una gran transformación que nos presumen y nos motivan a ponernos en forma. Lo difícil es comenzar, pero cada gota de sudor haciendo ejercicio y cada bocado de una dieta balanceada valdrán la pena.