A veces las situaciones más cotidianas se convierten en eventos que cambian nuestras vidas para siempre. Ya sea un accidente feliz o triste, uno nunca sabe qué consecuencias podría tener la acción más trivial de hoy y eso es lo que descubrió el ahora influencer regiomontano Edgar Martínez Esparza, hoy de 27 años, protagonista de uno de los primeros videos virales de los que se tiene memoria, llamado popularmente “Edgar se cae” o “El niño Ya Güey”.
En el popular video, Edgar, que entonces tenía 11 años, se encuentra paseando con otros muchachos, cruzando un río sobre un par de delgados troncos, pero cuando le toca el turno de cruzar, su compañero traiciona su confianza y lo hace caer, empapándolo y haciéndolo rabiar. La grabación convirtió a Edgar, insospechadamente, en una celebridad de internet y eso le redituó económicamente, aunque también tuvo otras consecuencias en su vida. De todo eso habló recientemente en una entrevista con el youtuber Gusgri, quien le preguntó cómo cambió su vida ese breve clip.
Diabluras infantiles: Una historia de confianza y traición
En el ya clásico video, mientras cruzan el río de la caída, Edgar conoce la desesperación al ser amenazado por Fernando, quien le dice “Te vas a caer” y empieza a mover los troncos sobre los que va su compañero de juegos. Al encontrarse en precario equilibrio, Edgar suelta “su espada” (un palo con el que venía jugando) y trata de mantenerse sobre el improvisado puente, pero el repetido intento de Fernando por derribarlo resulta exitoso y Edgar cae a un agua sucia, repleta de excremento y algas, lo que el joven recuerda así: “Estaba a punto de vomitar, cubierto de pura cosa verde, pop* de vaca y algas de río, no soportaba el olor”.
Según relató en 2018, lo que ocurrió en realidad es que se encontraba con su familia en el idílico rancho de sus abuelos, lo que para niños de su edad significa morirse de aburrimiento, por lo que al encontrar una cámara, decidió lanzarse a filmar una película de piratas. Luego de la traición de Fernando, el chico dijo que ocultó lo ocurrido de sus tíos y familia (porque “peinar” o “chismear” era algo indebido), hasta que un par de meses después, el video volvió a su vida para cambiarlo todo.
Creía haberlo dejado en el pasado, pero el video lo alcanzó
Según Edgar, él había olvidado lo ocurrido hasta que en la escuela empezaron a hablarle sobre el incidente y le compartieron por Messenger la liga donde pudo ver que Raúl había subido el video de su debacle, que sumaba ya entonces alrededor de cinco millones de visitas. Eso lo cambió todo. Convertido en una celebridad de la noche a la mañana, Edgar era perseguido en la escuela y en las calles por gente que quería conocerlo y pedirle fotos o autógrafos. No faltó club de admiradores y comunidades en línea fundadas en su honor y todo eso resultó, por supuesto, demasiado para un niño de 11 años. Sin embargo, todo se volvió cada vez más insoportable, pues no lo dejaban en paz e incluso la gente empezaba a gritarle en lugares públicos las profanidades que él había dicho, “Ya gü*y, pin**e pe****o, pin**e vato”, llegando a un punto de desesperación que ya no aguantaba.
Extrañamente, cuando el papá de Edgar vio el video y se enteró de lo ocurrido, se sintió muy orgulloso de la fama que su hijo había alcanzado y cómo eso le reportó beneficios económicos con comerciales y notoriedad en los medios, siendo entrevistado e incluso siendo invitado a programas de televisión. Sin embargo, su mamá, sin deberla ni temerla, se enteró de todo mientras trabajaba en la oficina, donde sus compañeros le dijeron que su hijo “se había vuelto famoso por decir groserías y maldiciones en un video” y al ver La caída de Edgar, se sintió muy decepcionada de su hijo.
Venganza al fin y con beneficios extra
Aun así, no todo fue malo. En un momento dado, Gamesa se comunicó con el joven Edgar para filmar un comercial de su marca de Galletas Emperador, donde el chico finalmente recibía justicia cuando un grupo de legionarios romanos someten tanto a Fernando como al camarógrafo que no hizo nada por defenderlo. La compañía le pagó por su participación, luego de que el video se retransmitiera fuera de las fronteras de México en Latinoamérica, una cifra de alrededor de 2650 dólares. Además, le proporcionaron una computadora de avanzada tecnología para la época y lo becaron en la secundaria.
Aunque la cifra no es tan grande, la tentación de usarla en lo que quería para satisfacer sus deseos era mayor, pero, afortunadamente, su padre evitó que derrochara sus ganancias y lo invirtió para ayudarle a futuro en su educación y otros gastos. Sin duda, el impacto más fuerte en el joven por el dinero fue el cambio en su forma de ver las cosas al saber que todo el mundo lo veía de un modo especial, pues ya era una figura pública y de la cultura popular.
Su vida definida por una caída: De meme a Lic. en Ciencias de la Información
Según se dice, la aparición de La caída de Edgar tuvo muchas repercusiones que no sospecharíamos, desde ayudar a popularizar el uso del YouTube en países de habla hispana hasta ayudarle al chico a encontrar su vocación. En un momento dado, Edgar pensó que bien podía usar su fama para aprovecharlo en algo que hiciera con su vida, por lo que decidió estudiar Comunicación Social.
De hecho, un proyecto escolar suyo de 2016 en el que “se promocionaba como candidato a la presidencia de México” levantó polémica cuando se publicó en Internet y aunque era solo un trabajo para la escuela, su buena recepción lo animó a acercarse a las redes sociales y así capitalizar el hecho de que era una figura pública. Eventualmente superando el mal sabor del video y el bullying que sufrió en consecuencia, Edgar logró aprovechar lo bueno de su efímera fama tras convertirse en una figura pública, usando los puntos buenos de ser alguien reconocido para impulsar su carrera como influencer.