Si tu hora de entrada al trabajo es a las 7 de la mañana y te parece la peor de las condenas, después de que leas esto te vas a asustar aún más; aunque probablemente te convenzas de que no es tan mala idea iniciar la jornada laboral lo más temprano posible, digamos… ¡a las 4 de la mañana!
Ya existe un buen número de personas cuyo despertador suena en plena madrugada, lo cual es el anuncio de que su horario de trabajo está por comenzar: esto, son ruidos, pues casi nadie está despierto a esa hora, por lo que es muy difícil que se distraigan con el Whatsapp o alguna notificación de Facebook. De esta manera, dicen, aumentan su productividad y tienen más tiempo para otras actividades.
Filipe Castro, que es director de marketing de Prodsmart, se quejaba de que cada vez tenía menos tiempo para él, pues el horario de trabajo lo absorbía; queja que seguramente es compartida por millones de personas en el mundo.
Decidió ponerse un reto: levantarse a las 4:30 am durante 21 días, siguiendo el ejemplo de otros importantes empresarios, como Howard Schultz, director de Starbucks. La finalidad de este reto, dijo Castro: “no era para trabajar más horas, sino para trabajar mejor”… y parece que funcionó…
“Descubrí que desde entonces, hasta las siete de la mañana, no hay distracciones, como si nada ocurriese en el mundo. Eso me ayuda a concentrarme más y a ser más productivo; en esas horas resuelvo gran parte del trabajo del día”.
Después de dos horas o un poco más trabajando, se dedica a hacer ejercicio, y regresa a la oficina a las 10 de la mañana, pero ya con gran parte de sus compromisos y agenda resueltos para el resto del día.
Este método de trabajo ya tiene varios años en Estados Unidos, y ha ido creciendo; de hecho, ya existe una buena cantidad de literatura al respecto, a través de manuales de cómo se debe aplicar estos horarios, y por supuesto, existen personas que se dedican a hablar e implementar el sistema.
Todos estos nuevos guías del horario, así como escuelas especializadas en este tema (sí, las hay), coinciden en que las primeras dos horas que una persona está en su trabajo, son las más productivas. Por lo regular, en un centro laboral, pudiéramos decir que este rango sería de las 9 a las 11 de la mañana. Pero si esas horas productivas se llevan a un momento en que no hay distracciones y en las que se disminuye, como dice Dan Ariely, catedrático de Sociología y Economía conductual en la Universidad de Duke, la sensación de estar aislado, los resultados son de mayor productividad.
Según Dan Ariely siempre hemos tenido la creencia de que somos más productivos durante la noche, por lo que la tendencia siempre es quedarse “trabajando hasta tarde”, pero no esto produce mayor productividad, al contrario, porque genera mayor cansancio.
Para obtener mayor productividad no es necesario terminar la jornada laboral muy tarde, sino empezarla muy temprano, para aprovechar los beneficios que solo la madrugada te puede dar: el silencio y la falta de distractores.
Berto Pena es director de ThinkWasabi y estaba acostumbrado a alargar sus jornadas de trabajo hasta altas horas de la noche, hasta que empezó a cambiar su horario de trabajo, luego de leer a David Allen, quien se ha convertido en un gurú de estas rutinas de trabajo que inician en la madrugada:
“La seguí durante años y me dio resultado. Ahora ya no me levanto a las 4, sigo mis propios hábitos y método, porque hay un momento para cada cosa y las necesidades cambian.
“Cuando la mayoría de la gente se incorpora al trabajo, yo casi he cubierto la mitad de mi jornada. El día se aprovecha más, porque no faltan horas, lo que falta es organización”.
Josh Davis, investigador del Instituto NeuroLeadership realizó un estudio, y en sus resultados reafirmó los beneficios de iniciar la jornada laboral temprano, y además, señala que la hora exacta para levantarse son las cuatro de la mañana…
Obviamente cada quien hará las adecuaciones necesarias a este horario, por ejemplo, Víctor Martín, consultor de Young Media, dice: “Primero medito una hora. Conecto conmigo mismo y hago visualizaciones. Sé que suena un poco a monje, pero para mi nivel de concentración es fundamental. Después ya conecto con el mundo y empiezo a trabajar. Es algo que hace cada vez más gente”.
Víctor aplicó una de las “dietas del sueño” de Uberman, algo tranquilo, que se trata de dormir cuatro horas y media durante la noche y completar el día con dos siestas de 20 minutos durante el día. “Había que ser muy escrupuloso, tenían que ser exactamente esos minutos o todo se iba al traste. Y eso que era la menos estricta de estas dietas; yo creo que poca gente consigue mantenerse”. Para poder acostumbrarse a este tipo de “dietas”, viene un periodo de aclimatación, que muchos gurús colocan en 21 días, como es tradicional, pero para Víctor ese periodo se extiende durante 66 días.
“He tenido que reeducar a quienes me rodean laboralmente para que me contacten cuando puedo ser contactado, porque las llamadas de teléfono son ladrones de tiempo brutales”, manifiesta Víctor.
El secreto, comenta, es acostarse temprano, aunque esto no implica renunciar a otras cosas, pues dice que el rendimiento es excelente si se duerme 6 o 6 horas y media al día, en lugar de las 8 que siempre nos han dicho, por lo que no hay por qué renunciar a la vida social.
Aunque reconoce, estas no son reglas universales, pues depende también de las condiciones laborales:
“En trabajos como el mío, con más flexibilidad, es más sencillo. Y eso no todos lo tienen. Pero también es cierto que todo el mundo puede intentar levantarse antes, que es algo que muchos ni intentan y tiene muchos beneficios”.
“No es que seamos más productivos a las 4 de la mañana, es que el entorno en sí mismo lo es”, dice Dan Ariely, por lo que tampoco se deben tomar estos horarios como una varita mágica para convertir en una persona productiva a alguien.
Se trata de forma hábitos que te lleven a conseguir metas, y que estés dispuesto a sacrificar algo, como en este caso, sacrificar unas horas de sueño por un mayor rendimiento laboral y más tiempo libre…
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