Es cierto que no puedes educar a tus hijos sin un poco de disciplina, por lo que los castigos son un mal necesario, pues a veces si no se les demuestra que las acciones tienen consecuencias, pueden terminar cometiendo errores o metiéndose en situaciones más graves. Por ello más vale cortar por lo sano y arrancar de raíz algunos problemas antes de que se vuelvan peores. Sin embargo, a veces pueden parecer soluciones crueles.
Recientemente se hizo viral un video en el que podemos ver cómo un padre disciplina a su hija, quien es estudiante del Centro Educativo Integral Lomas e Mexicali, Baja California. Resulta que el señor la puso a vender mazapanes porque la chica decía que no quería estudiar. Aunque a algunos usuarios les pareció bastante severo, no faltó quién aplaudiera la terapia de shock aplicada a la joven.
¿A cuánto los mazapanes, mija? ¿Cómo que no sabe?
En el video se puede apreciar cómo el padre se aproxima a su hija, que se encuentra en la banqueta con una caja de mazapanes, que sostiene incómodamente. Ahí, el señor le pregunta “¿A cuánto los mazapanes?”. La chica, claramente nada divertida, se tapa el rostro con la palma de la mano y se aproxima a su padre, quien le repite “Quiero un mazapán, ¿a cuánto los das?”; cohibida, la chica no sabe qué responderle exactamente.
Cuando la chica le responde dubitativa “No sé”, su papá le dice que si no quiere estudiar, entonces que ponga entusiasmo en la venta y se ponga a trabajar. Desesperada, la muchacha le responde a su padre, al borde de las lágrimas, que ella no quiso decir que no quería estudiar, pero su progenitor no la suelta y sigue presionándola inclementemente.
Mazapanera, a sus mazapanes
Muchos de los visitantes al video señalaron que la forma en que el padre trata a su hija es bastante ruda y refleja un enojo que siente al considerar que su hija no aprecia lo que sus papás hacen por ella, por lo que el castigo parece ser particularmente insidioso y lastima a la pequeña en su dignidad. Solo hace falta escuchar el léxico del señor, que suena más como extorsionador que como padre amoroso, mientras sigue acosando a su hija, siguiéndola en el carro y diciendo:
Póngase a vender, ándele, entre a la papelería. Póngase a trabajar, eh. Chí****le mazapanera, ándele. ¿A ver dónde estás? No te veo. Grítale, ‘Mazapanes, mazapanes’, si no, no vas a vender. Nomás di, ‘Valgo ve**a pa’ la escuela, no me gusta. Voy a vender mazapanes ahora porque me vale ma**es lo que hagan mis papás’. ‘Vendo mazapanes’, grítale, grítale
Aunque la pequeña trata de explicar que lo que dice su padre no es el caso, él la sigue acosando y vituperando, con palabras bastante groseras. Probablemente no se trate de la mejor manera de hacer migas con su hija, ya prácticamente adolescente, en quien tal abuso podría repercutir gravemente.
Disciplina de “la letra con sangre entra”
Aunque ya hemos dicho que, sin duda, es necesaria la disciplina y los castigos son muchas veces efectivos para dar a entender una lección a un hijo, la verdad es que cuando te pasas puedes llegar a dañar a tu retoño o a tu relación con él. Así, habría que preguntarse, ¿el hombre le está enseñando realmente algo a su hija con ese abuso verbal y humillación o fue una muestra gratuita de crueldad?
Por un lado, podría ser que la chica entendiera que su padre está sufriendo y se preocupa por su futuro, pero dado que la pequeña se encuentra en un nivel de educación muy básica, lo más probable es que aún no tenga la experiencia suficiente para empatizar con su señor padre, por lo que lo más probable es que solo le quede de la experiencia la humillación y un trauma que le evite comunicarse abiertamente con su papá. Ojalá que no sea el caso, pero hay que tener criterio, papás.