Se dice que cuando las personas se casan y se convierten en padres tienden a subir de peso. Es algo inevitable pero que también se puede solucionar con dieta, ejercicio y el apoyo tus seres queridos.
Los McGillivray eran una familia de lo más normal en Manchester, Inglaterra. Roy y Sue eran los padres, de 56 y 51 años de edad, y Ben y Simon, los hijos de 24 y 28 años; tenían vidas rutinarias como las de cualquier otra persona, hasta que la mamá de Sue murió de diabetes y tuvieron que hacer grandes cambios.
Fue un duro golpe para la familia, pero también los hizo darse cuenta de que debían cuidar su salud. Desde entonces empezaron a notar que sus hábitos de alimentación no eran tan buenos como creían y que nunca hacían ejercicio.
Mi dieta y estilo de vida probablemente eran bastante normales. Estaba trabajando duro. No desayunaba por la mañana, comía algo a medio día en el trabajo, comida grasosa, tocino y sándwich de huevo, a veces almorzaba, a veces no. Por la noche me alimentaba con comida para llevar porque estaba demasiado cansado para preparar algo. Puedes ir al bar después del trabajo para tomar el té, pero luego terminas tomando dos o tres bebidas, por lo que estabas consumiendo más alcohol. Ese era el estilo de vida.
Suena a lo que muchos hacemos ¿verdad? Después de que la abuela murió, toda la familia decidió cambiar y se inscribieron al gimnasio Ultimate Performance. Ahí conocieron al instructor Anthony Paulhe quien además de darles un programa de entrenamiento, también les dio planes de alimentación sana.
Todos los McGillivray se apoyaron para continuar con su nuevo estilo de vida y en seis meses los resultados se notaron. Roy bajó 12.7 kilos, Sue 22.2 kilos y Ben y Simon bajaron 3.1 cada uno. En total, todos disminuyeron 41.1 kilogramos.
Para ellos no se trata solamente de verse más delgados, sino de adoptar hábitos saludables y así poder disfrutar más tiempo con su familia:
Hoy no me siento diferente a los 56 años que a los 36, probablemente me siento mejor que a los 36. Poder decir eso es increíble. Creo que me ha dado longevidad, energía y concentración.
También el ejercicio en familia los ha hecho más unidos. Simon no se había dado cuenta de lo deprimida que estaba su mamá hasta que comenzaron todos a entrenar y esto además les ha ayudado a saber que en el camino habrá retos y que siempre cuentan con sus seres queridos para superarlos.