Nunca dejó que nadie detuviera su ánimo, su deseo de superarse y su anhelo de convertirse en un profesionista para ayudar a su familia. Rehan Staton tuvo que esforzarse mucho para salir adelante.
Cuando tenía ocho años de edad su madre los abandonó a él, su padre y a su hermano. Su papá de pronto se quedó solo y para hacerse cargo de su familia consiguió dos – a veces tres – empleos. Rehan creció con este modelo que le enseñó a no rendirse jamás ante ninguna adversidad.
Las dificultades en casa provocaron bajas calificaciones en la boleta escolar de Staton, e incluso uno de sus profesores recomendó que lo cambiaran a un curso de educación especial. Pero su padre sabía que su chico no tenía problemas de inteligencia, y pidió ayuda a un ingeniero aeroespacial de su comunidad para que le diera tutorías a Rehan.
Al poco tiempo, el joven demostró que era más brillante de lo que todos suponían. Sus calificaciones subieron, y también empezó a desarrollar su talento en las artes marciales. El profesor hasta escribió una disculpa por haber sugerido que Rehan necesitaba ir a clases especiales para chicos de lento aprendizaje.
Pero justo cuando se estaba levantando, un nuevo revés del destino llegó a la vida de Staton, pues sufrió una lesión severa. A pesar de sus excelentes notas ninguna universidad aceptó a Rehan, y él decidió ponerse a trabajar como recolector de basura para ayudar a los gastos de su familia. Sin embargo, esto era parte de su camino hacia el éxito.
Sus compañeros de trabajo notaron su inteligencia, y hablaron con Brent Bates, el dueño de la compañía para que ayudara a Rehan. Fue él quien presentó a Rehan a un profesor de la Universidad de Bowie State.
Con la ayuda de este nuevo tutor Rehan se volvió a levantar del suelo, y se convirtió en el presidente de varias organizaciones estudiantiles. Por las mañanas seguía trabajando como recolector, y luego iba a la escuela. En ocasiones no le daba tiempo ni de bañarse: “tenía que sentarme al lado de la clase y tratar de no molestar a nadie con mi aroma ese día”.
Siguió esforzándose más y más, y finalmente logró graduarse. Fue él quien dio el discurso de honor frente a todos, y volvió a presentar solicitudes para los estudios profesionales. Esta vez todo sería distinto.
Fue aceptado en la Universidad de Columbia, de Pennsylvania, del Sur de California y en Harvard. Rehan decidió matricularse en esta última, y ahora estudia la carrera de Leyes. Sin duda que demostró su valor e inteligencia.
De corazón felicitamos a este luchador de la vida que experimentó tantos altibajos, y esperamos que de aquí en adelante se le reconozca su valentía, inteligencia y su deseo de superación. Seguramente al ser aceptado en la universidad, Rehan vivió ese pequeño momento llamado felicidad.