¿Te has visto envuelto en una discusión de la que piensas que no podrás salir bien librado?, o de plano te muestras dispuesto a perderla porque no hay alternativa, a pesar de los resentimientos o rencores que pudieran generarse.
Para empezar, debes relajarte para no que no te envuelva la ira y tomes acciones destructivas; aprende a detenerte y centrarte en ti mismo antes de responder. Hay que tener claro que no siempre se ganarán las discusiones; evita las provocaciones, ¿qué prefieres: paz o tener la razón?
De ser inevitable, es mejor responder amablemente, muchas discusiones están relacionadas con obtener o no ceder poder; no hay que olvidar la empatía y comunicar cómo te sientes para hacer que los mensajes sean mejor comunicados, escuchar y sobre todo encontrar soluciones.
De acuerdo al profesor y experto en relaciones de familia John Gottman, hay cuatro modelos de conducta que atentan contra la seguridad y confianza de las relaciones. Y aprender a discutir de la mejor manera también tiene su chiste.
Aquí te presentamos los errores más comunes y las mejores maneras de hacerlo en la resolución de conflictos y llevar relaciones más armoniosas.
1. Lanzar críticas a mansalva
“Eres una huevona”, “eres un perezoso”, “siempre es lo mismo contigo”, “Nunca cumples lo que prometes”, “¿No te cansas de que te repita lo mismo?”
2. Burla
Tan solo con algunos movimientos faciales se demuestra desprecio hacia la otra persona, actos que denotan burla, sarcasmo, soberbia, incluso utilizando palabras para herir la autoestima del otro como “no sabes hacer nada, eres un inútil”.
3. Siempre mantenerse a la defensiva
Responder con otra ofensa en lugar de dirimir las diferencias genera aún más conflicto sin tomar alguna responsabilidad y aceptar los errores, con reacciones como “mírate en un espejo”, “el tonto eres tú”, “tú eres el de la bronca”.
4. Ley del hielo
A veces el silencio se convierte en un arma para herir a los demás, más que solucionar un problema; incluye huir de la discusión sin decir palabra. Con estas acciones nos destinamos a cualquier cosa negativa, menos a la solución de los problemas; si es de pareja, la relación no durará mucho, si es en otro tipo de relación más duradera, la compasión se destina a la herida, sin que resulte sana la convivencia.
Al dejarnos llevar por las emociones, los resentimientos y rencores persisten, acompañados de enojo e ira que puede dañar aún más las relaciones con otras personas. Mejor optar por una discusión que lleve a soluciones, con una franca colaboración de los involucrados, expresar lo que provoca el disgusto, necesidades y anhelos.