La cerveza podría no ser de origen mexicano, pero, sin duda, en nuestro país tenemos el mayor respeto por la bebida dorada y su consumo es una de las expresiones sociales más universales de hermandad y aprecio. Tal vez el epítome de esa costumbre se encuentre encarnado en la caguama, que es conocida por los no iniciados como “la chelota”.
Los orígenes de la mística caguama están perdidos en la bruma del tiempo al igual que los de la cerveza, que algunos creen que podrían remontarse a tiempos del descubrimiento del fuego, pero estos son algunos datos que nos dan idea de dónde nació la histórica presentación que es tan mexicana como beberla con la familia y amigos para iniciar bien el fin de semana.
No habrá nacido en México, pero aquí se hizo parte de la familia
Se le atribuye la creación de la cerveza a la gente de la antigua Mesopotamia. Esta bebida, una de las más antiguas y populares, es producida mediante el procesamiento y fermentación de almidones, derivados de granos de cereales, más comúnmente de cebada malteada, aunque también se usan trigo, maíz, arroz y avena. A pesar de que su producción es más bien “uniforme”, sus presentaciones son tan numerosas como las burbujas en su espuma.
Así es como llegamos a nuestra amada caguama, que tiene una presentación lo bastante generosa como para apaciguar la sed de una familia. El nombre se utiliza para designar a las cervezas que se venden en envases de 940 ml, que equivale a tres latas de cerveza, lo que la vuelve ideal para compartir con los demás. Según algunas versiones, en la década de los 20, ya existían las cervezas presentación familiar, por lo que estamos hablando de una tradición centenaria.
El “Animal Totémico” de la cerveza
El término “caguama” se refiere, además de a la dorada ambrosía, a una tortuga marina llamada Caretta Caretta, “tortuga amarilla”, “tortuga cabezona” incluso “tortuga boba”. Se trata de un majestuoso animal cuya longitud máxima registrada es de 2.13 m con un peso de 545 kg, lo que nos transmite el gran impacto de su “tamaño y majestad”, como una caguama bien fría recién traída de la tiendita.
El uso del término “caguama” se popularizó, según se cree, por la compañía Cervecería Cuauhtémoc, que allá por 1960 lanzó una presentación de 1.2 litros (32 onzas), que aún sobreviven hasta nuestros días. Esas caguamas prehistóricas de mayor tamaño (casi un 30 por ciento más de bebida) dieron lugar a que la presentación de 940 ml se popularizara y permitieron que se extendiera su producción a otras cervecerías.
No aptas para novatos
Por supuesto, al venir en presentación de una sola botella, la gente que no tiene idea de lo que es una caguama, que tal vez no es de México, podría verse tentada a beberse todo el contenido por sí misma y aunque es factible, no es recomendable. De hecho, la figura del borrachín que anda dando penas por la calle en México usualmente trae bien agarrada su caguama (no sabemos si la tercera o la quinta del día) para darle solo un sorbito más.
Así, aun siendo posible tomarse una caguama uno mismo, la verdad, el encanto que viene en esta presentación de cerveza es más bien para apoyar al espíritu de camaradería y afianzar, así como fortalecer los vínculos familiares, haciendo el consumo entre tres o cuatro personas uno de los modos ideales de consumir el dorado y delicado elixir.