Seguramente no tienes problemas para enamorarte, pero siempre hay una pregunta muy importante que no nos deja en paz: ¿es la persona correcta? En respuesta a esta inquietud, profesionales han abierto la Escuela Neurocientífica del Amor, donde la gente aprende a elegir pareja, basada en la ciencia.
Según Miquel Iglesias, director de la escuela ubicada en España, profesionales especializados en neurociencia enseñan a los estudiantes a escoger pareja, siendo conscientes de los procesos bioquímicos del cerebro y determinando, a nivel biológico, con quién pueden emparejar mejor.
La escuela está basada en los trabajos de Helen Fisher, antropóloga y bióloga estadounidense. La investigadora ha dedicado mucho de su tiempo al estudio de la biología del amor y la atracción. En 2005 trabajó para el sitio match.com para construir chemistry.com, para unir personas basándose en el funcionamiento de las hormonas.
Una de sus pláticas TED es precisamente sobre el amor romántico, visto desde la óptica bioquímica. Su principal teoría es que los humanos usan tres sistemas distintos para apareamiento y reproducción: impulso sexual, atracción sexual selectiva y apego.
La presentación de alguno de los tres conlleva muchas veces a los otros dos. Hay quienes empiezan creando un vínculo (apego) y luego pasan a los otros dos. A veces la atracción sexual es primero y luego aparece el apego. Iglesias explica:
La neurociencia pueda dar algunas respuestas a la pregunta de por qué nos enamoramos de ciertas personas y no de otras. A través de resonancias magnéticas y estudios de personas en tres estados distintos de su fase amorosa se puede saber qué áreas se activan en el cerebro.
Afirma que entre los descubrimientos de Fisher está la determinación de cuatro perfiles básicos entre los individuos, según la predominancia de alguna de las hormonas: dopamina, testosterona, estrógenos y serotonina. Estos están determinados desde antes de nacer.
Según Iglesias, son tan dominantes que los factores no biológicos, como son la educación, la cultura, el entorno y la familia, no son tan determinantes como las hormonas:
Tienen una influencia, pero mucho menor de lo que se cree, puede que llegue al 30% a la hora de formar la personalidad.
Los “profesores” ayudan a quienes acuden a la escuela del amor a elegir pareja mediante un test sináptico, el cual determina los niveles de esas cuatro sustancias. Cuando nos conocemos mejor podemos saber con quienes es más probable encajar.
El amor es una función biológica que nos programa para tener descendencia y perpetuar la especie. Hay un 25 por ciento de personas que no encajan fácilmente con ningún perfil, que no buscan ni quieren relaciones románticas; pero si consideramos el resto, la mayoría prefiere vivir en pareja (75 por ciento), mientras que para un 25 por ciento es una de sus tareas más importantes y no concibe la vida sin nadie al lado.
Quienes tienen mayor nivel de dopamina “son impulsivos, arriesgados, aventureros, creativos y gustan de estar con personas similares. Generalmente no desarrollan un gran apego y es común que sean divorciados y tengan hijos de diferentes relaciones. Es el grupo que más entiende y acepta el poliamor”.
En quienes predomina la testosterona “son seres pragmáticos, racionales, ordenados, decisivos. A menudo son líderes que se centran en su pareja a fondo, pero se olvidan de ella en cuanto la relación se acaba”.
Aquellos entre los que predominan los estrógenos “son personas empáticas, a las que les gusta cuidar a los demás. Tienen mucha imaginación y la facultad de unir ideas, en principio, contrapuestas. El amor y el mundo de los sentimientos lo son todo para ellos, pues buscan encontrar a su alma gemela. Generalmente son personas con nóminas bajas, poco centradas en el dinero o en la ambición”.
Por su parte, quienes muestran niveles altos de serotonina “son individuos conservadores, amantes de la rutina y las tradiciones, que gustan de personas tranquilas y que pertenezcan a su misma comunidad”.
Otro de los temas que tratan en la escuela es “el mapa del amor”. El concepto, desarrollado por John Money, define una colección de características de nuestra posible pareja. El mapa se forma a través del desarrollo personal con las vivencias, la educación en familia, el entorno.
El problema es que muchas personas tienen un mapa muy rígido, a menudo con demandas muy poco realistas que no hacen sino impedir que se encuentre pareja. Lo que requiere un trabajo de revisión del mismo.