Cada Año Nuevo nos hacemos la promesa de comenzar a ejercitarnos de manera regular, pero seamos honestos, la mayoría de nosotros renunciamos a los pocos meses o semanas de haber iniciado. Si te identificas con este grupo, no te preocupes, varón, que el día de hoy te ayudaremos a convertir el ejercicio en un hábito que te costará abandonar.
La regla número uno antes de iniciar cualquier actividad es estar motivado, porque si no hay algo que te mueva a iniciar, lo más probable es que vuelvas a los viejos hábitos muy pronto. El secreto es adoptar un enfoque correcto, lo que puedes lograr cumpliendo estas 10 tácticas efectivas.
1. Haz el ejercicio que disfrutes
Cuando se trata de hacer ejercicio, las personas tienden a pensar que debes hacer algo que funcione aunque sea desagradable. Piensan que entrenar es como comer coles de Bruselas: puede que no te guste el sabor, pero debes comerlas porque son buenas para tu salud. El truco no es hacer ejercicio a lo loco, sino algo que elijas por voluntad propia y te funcione.
Recuerda que todo ejercicio implica alguna molestia y también es verdad que ciertas prácticas son más efectivas que otras, pero todo entrenamiento es bueno para ti, porque eso será mejor que no hacer nada. En pocas palabras, si deseas hacer del ejercicio un hábito, comienza eligiendo una actividad que disfrutes. Si haces eso, estarás 90 por ciento listo para convertirte en un hombre que se ejercita religiosamente.
2. Calendariza tu horario de entrenamiento
Además de elegir erróneamente tu ejercicio, otra cosa que te impide hacerlo de manera regular es no reservar tiempo en tu agenda. Para algunas personas ejercitarse es algo que harán si tienen tiempo, pero, por supuesto, nunca lo hacen porque siempre surge algo más. Si deseas tiempo para entrenar, debes planearlo con anticipación, y la mejor manera de hacerlo es programar tus sesiones en tu calendario o agenda y tratarlas como citas médicas. Incluso si tus amigos te invitan a salir a esa hora, deberás decirles que no puedes porque tienes algo muy importante por hacer.
3. Experimenta para encontrar las horas de ejercicio que mejor se te acomoden
¿A qué hora debes programar tus “citas” de entrenamiento? Eso depende de ti. Muchas personas encuentran que es mejor hacer ejercicio a primera hora de la mañana; de esa manera, cuando se cansan y estresan o se acumulan las tareas “urgentes” a medida que avanza el día, su entrenamiento no termina fuera del horario. Cuando pones las rocas grandes primero, todas las rocas pequeñas también pueden caber.
Sin embargo, esa no es una regla absoluta. Todos tienen diferentes horarios de trabajo y de vida, así como diferentes ritmos para su energía y motivación diaria. Tal vez te encantará hacer actividad física a la hora del almuerzo o por la noche. Nunca lo sabrás a menos que lo intentes. Experimenta con diferentes opciones y ve qué funciona mejor para ti.
4. Elimina obstáculos con una lista de verificación previa a tu entrenamiento
Algunos entrenadores profesionales sugieren usar una lista de verificación previa al entrenamiento. Se trata de una lista que incluye asegurarte de que tu teléfono esté cargado para que puedas escuchar música mientras te ejercitas, poner el teléfono en modo avión para que las llamadas y mensajes no te distraigan, llenar tu botella de agua, preparar tu equipo, que no te falte nada y todo esté a la mano. El punto es que puedas comenzar a ejercitarte, no parar hasta que termines de hacerlo y cuidar que no haya obstáculos que te impidan hacerlo.
5. Consigue ropa específica para hacer ejercicio
Piensa en tu ropa como un uniforme que debes ponerte para trabajar con tu cuerpo. Cuando usas ropa que no asocias con el ejercicio, te deslindas de lo que haces, incluso te resulta incómodo. En cambio, si compras equipo deportivo para hacer tu entrenamiento, “estarás listo para la batalla”, por así decirlo.
6. Haz un plan de entrenamiento
No solo planifiques tu ritual previo al entrenamiento, también lo que harás una vez que estés en el gimnasio. La mayoría de los principiantes se presentan el primer día y se encomiendan a lo que los entrenadores les dicen y esto no siempre es motivador. Lo mejor es que tengas un plan hecho para ti. Escríbelo y llévalo siempre para que sepas qué te toca hacer, qué día y cuántas repeticiones.
Si no estás seguro del régimen de entrenamiento para ti, tal vez debas considerar recurrir a un experto… Digo, si ya estás pagando el gimnasio, tal vez te convenga invertir un poco más en una persona que te ayude a armar tus rutinas de acuerdo a tu peso y estatura.
7. Muévete, incluso cuando no tengas ganas
La parte más difícil de hacer ejercicio para mucha gente es simplemente comenzar. No siempre vas a tener ganas de ejercitarte, lo sabemos, pero si no tomas medidas al respecto, te dejarás llevar por la flojera y la falta de motivación. Te recomendamos que incluso cuando no tengas ganas de hacer algo, te levantes y lo hagas, pues eventualmente tu cuerpo se despertará y comenzará a disfrutarlo.
Intenta hacer un trato contigo mismo. Decide que todo lo que tienes por hacer es ir al gimnasio y hacer ejercicio durante 10 minutos; si después de 10 minutos no quieres hacer más, puedes irte a casa. Es un trato fácil de cumplir. Por supuesto, lo que sucede 9 de cada 10 veces es que una vez que estás en el gimnasio y mueves tu cuerpo, adquieres una mentalidad positiva para el ejercicio, deseas continuar y hacer un entrenamiento completo.
8. Sé consistente, incluso cuando se te dificulte
Una clave para convertir algo en un hábito es armar una cadena de éxitos, que, al menos al principio, rara vez o nunca se rompa. Para establecer un nuevo ritmo en tu vida debes hacerlo sin interrupción. Es decir, cuando las circunstancias te impidan ejercitarte de manera completa, como al estar enfermo u ocupado, haz el ejercicio que tu cuerpo y tiempo te lo permitan, pero no dejes de hacerlo. Incluso si sales de viaje, intenta improvisar, sal a correr o busca un gimnasio cerca de tu hotel; el punto es que no falles. Cuando se trata de la formación de hábitos, la consistencia es la clave.
9. Haz ejercicio con una meta en mente
Distintas investigaciones sobre motivación muestran que cuando tenemos un propósito claro para una tarea es más probable que la realicemos regularmente. Entonces, ten un porqué para tus entrenamientos, como bajar de peso, tener un cuerpo saludable, poder jugar con tus hijos, vivir mucho tiempo… No sé, algo que te ilusione y que el ejercicio y tus ganas puedan cumplir.
Por ejemplo, si estás buscando correr más este año, regístrate para una carrera de cinco kilómetros o una carrera de obstáculos dentro de unos meses. Es posible que tu objetivo no sea ganar la carrera, pero completarla será motivador y te empujará a seguir entrenando para superar tus récords.
10. Consigue a alguien que te motive
Dicen por ahí que el ejercicio es mejor cuando lo haces acompañado, así que tal vez quieras invitar a tu pareja o a tu mejor amigo a tus entrenamientos. Será más divertido y harás un compromiso con alguien que te resultará difícil romper. Si no tienes con quién ir, tal vez te sería útil acudir a un entrenador personal que te ayude a conseguir tus metas y sientas la responsabilidad de hacer algo por lo que estás pagando.