Manny Pacquiao es un hombre muy poderoso. Tiene una fuerza y agilidad espectacular con la cual ha noqueado a 38 oponentes. Su gran fortuna asciende a más de 330 millones de dólares. Tiene muchos fieles seguidores, y todo eso en parte se lo debe a que su padre se comió a su perro.
Emmanuel Dapidran Pacquiao nació el 17 de diciembre de 1978, en una choza de paja en la pobre ciudad agrícola filipina de Kibawe. Pero ahora es el hombre más popular de Filipinas, y también un respetado congresista.
Su padre era un granjero que frecuentemente partía de casa para cosechar cocos. Su madre vendía cacahuates y escondía las pocas ganancias para tener un sustento que ofrecerle a él y sus seis hermanos.
“No había hospital, farmacia, médico o enfermera a una distancia razonable de donde vivía mi familia”, escribió en su autobiografía de 2010. “Éramos pobres, muy pobres.”
Manny Pacquiao ha ganado tanto, que algunos se preguntan qué podría haber perdido.
Pacquiao desarrolló su fuerza golpeando un árbol de plátano en el patio frente a su hogar. Pero a pesar de ser enérgico, era tranquilo y reservado. Uno de sus únicos amigos era un perro callejero, al cual adoptó.
Manny no olvida aquella noche, cuando su padre regresó a casa borracho. Los dos discutieron, y el padre enfurecido mató a su perro; y peor aún, Pacquiao observó impotente mientras su padre se comía a su mascota.
“Mató a mi perro. Él tomó el cachorro que encontré y lo mató. Para un muchacho, eso era imperdonable: estaba robando algo que amaba, que es mucho más terrible que robar dinero.
“Manny huyó de su casa después de que su padre se comió a su perro”, dijo Freddie Roach, entrenador de Pacquiao.
Los sucesos hicieron que Pacquiao huyera a Manila, una metrópolis bulliciosa y la meca del boxeo. Fue allí que se demostraría a sí mismo como un atleta, antes de trasladarse a Estados Unidos donde realizó grandes peleas que le hicieron ganar títulos y mucho dinero.
Pacquiao llegó a Manila aún más pobre de lo que había estado en Kibawe. “Vivía en la calle”, dijo su entrenador, “compró rosquillas en una tienda y luego las vendía a un centavo más para poder sobrevivir. Dormía en una caja de cartón. Luchó con todo esto, se volvió profesional a los 14 años y se fijó la meta de ser el hombre que es hoy”.
“Mi padre fue parte de mis primeros años cuando estaba boxeando en el parque en General Santos, y realmente disfrutó mis primeros años viéndome crecer y viendo lo competitivo que era. Pero yo seguía teniendo rencor contra él por matar a mi perro y por abandonar a la familia”.
Esa amargura llevó Pacquiao a un récord casi perfecto en Estados Unidos, con una sola pérdida entre 2001 y 2009, pero al fin de cuentas Pacquiao finalmente hizo la paz con su padre.
“Lo vi cuando llegó a Estados Unidos para la pelea de Miguel Cotto; cuando vi a mi padre por primera vez en casi dos décadas, ya no sentía ira ni rencor, lo perdoné de inmediato”.
Pacquiao comenzó a llevar una vida espiritual y fue el momento en que puso su pasado doloroso detrás de él. Pero la pelea de 2009 -en la que ganó su séptimo campeonato mundial- fue también su punto culminante. Desde que su ira desapareció, la carrera de Pacquiao ha ido en caída. En 2012 perdió enfrentamientos consecutivos contra Timothy Bradley y Juan Manuel Márquez.
“Lo único que perdimos en el boxeo es el instinto asesino. Él ya no tiene eso que alguna vez tuvo”.
Pacquiao cotiza en la bolsa de valores y juega al baloncesto profesional cada vez que le llega su impulso por hacer otro deporte. ¡Él es puro poder! Además de derribar a sus oponentes con su gran fuerza y agilidad, también tiene talento para cantar: y lo demuestra en el siguiente video: