Todos sabemos lo difícil que es ponerse en forma y más cuando tienes más cerca un puesto de tacos que el gimnasio, tarde o temprano, en camino a ser saludable buscarás la manera de desviar tu ruta hacia un plan un poco más grasoso.
Para que esto no le pasara a su cliente, el entrenador personal Mike Hind recorrió todos los restaurantes de comida chatarra de Middlesbrough, para pedirles que le prohibieran la comida a su cliente, Dibsy, que a los 27 años ha llegado a un punto crítico.
Antes de que Mike llegará a su vida, Dibsy tenía que reservar dos asientos en el avión y ordenar ropa hecha a su medida, lo que costaba dinero extra; además de soportar que las personas se rieran de él en la calle y que lo señalaran, este chico tomó la decisión de bajar de peso después de ser hospitalizado por problemas de corazón.
Tras ver el rostro de su madre mientras estaba hospitalizado, Dibsy se comprometió a bajar de peso, para mejorar su salud y para ello, contó con la ayuda de Mike Hind, quien ha ganado varios premios de entrenadores personales y fisicoculturistas.
Juntos, recorrieron todos los restaurantes favoritos de Dibsy para pegar el siguiente cartel:
Salven a Dibsy. La obesidad lo está matando.
Hasta el momento, el cartel ha funcionado de maravilla, pues junto con la rutina de ejercicios y una dieta balanceada, este chico de 27 años ha logrado perder tres kilos en tan solo un fin de semana.
Dibsy, quien no quiso hablar de su peso, ha admitido que desde la adolescencia ha tenido problemas con el sobrepeso, pero que en los últimos años la situación se ha agudizado:
En vez de escoger la vía saludable, siempre me iba por las cosas que me gustaban más, como los postres, pasteles, papas fritas y más papas fritas. Llegué al punto donde mis piernas y mi espalda siempre estaban arqueadas, hasta que terminé en el hospital. El doctor me preguntó que si quería seguir vivo tenía que cambiar la forma en la que era antes de que fuera demasiado tarde
Cada año, Mike acepta un cliente completamente gratis, aunque siempre recibe muchas solicitudes, este año aceptó la de Dibsy, porque pensó que él merecía la oportunidad de comenzar de nuevo. Aunado a lograr que le prohibieran comida en todos sus sitios favoritos, tienen una rutina de ejercicio muy rígida, que al parecer está funcionando muy bien.
Aunque es difícil alejarse de toda la comida que le gusta, Disby va por un buen camino y la recompensa es una vida más saludable y larga.